Gündogan, el cazafantasmas del Barça
El Barça no recuperó grandeza en Oporto. Ganó colgado del larguero y ayudado, esta vez sí, por el VAR que le condenó el año pasado. Lo que no vio la máquina en Múnich con aquel penalti a Dembélé o en Milán con las manos de Dumfries ante el Inter, sí lo descubrió en la mano de Eustaquio o en el fuera de juego de Taremi, a quien Koundé también le pudo hacer un penalti al principio de partido. El Barça quiso aparentar oficio en los últimos minutos, con Ter Stegen perdiendo tiempo para rascar unos segundos y Gavi expulsado, pero no resultó demasiado convincente en estas cuestiones. Todavía hay muchos fantasmas europeos sueltos por ahí. Al menos, se llevó los tres puntos de Do Dragão, un campo caliente, contra un Oporto con orgullo y muy bien entrenado por Sergio Conceiçao, pero que ha perdido talento en los últimos tiempos.
Al menos, el Barça puede felicitarse de haber encontrado a Gündogan, el gran aliado que, lesionados De Jong y Pedri, ha encontrado Xavi. Perdido Oriol Romeu como mediocentro (un problema que crece, perdió hasta siete balones en la primera parte), el técnico colocó al alemán como mediocentro y el equipo cogió aire. Silenciosamente, Gündogan se hizo con el partido y convirtió en oro un balón suelto en el centro del campo que le puso en el sitio preciso a Ferran, que corrió al espacio y marcó justo antes del descanso. El alemán, que viene de coger la vieja Copa de Europa con sus manos, es el cazafantasmas del Barça.
Luego el Barça intentó hacer eso que pidió Lewandowski la temporada pasada cuando lo eliminaron a las primeras de cambio. Ponerle cloroformo al partido y que no pasara nada. Pero le fue de poco estrellarse. Ter Stegen hizo un par de buenas paradas, Koundé y Araújo salvaron dos ocasiones in extremis y el VAR le salvó de un penalti de Cancelo que parecía inevitable después del extraño episodio de Lamine, que desapareció del campo sin que Xavi hiciese un cambio. El Barça pensará que bien está lo que bien acaba, pero sólo Gündogan no será suficiente para acabar con los fantasmas.