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Gerard Moreno juega con los rivales y Ali Cho llega a tiempo

Más que necesario

Como casi todas las buenas noticias que le suceden al Villarreal, la victoria en Almería llevó la firma de Gerard Moreno. A sus 30 años, el delantero ocupa un lugar en el campo y otro en la arquitectura moral del equipo amarillo. Sin él, el Villarreal es otro en todos los aspectos. Hasta que no irrumpió en Almería, el equipo amarillo no pudo ganar el partido pese a disponer de buenas ocasiones para ello. Gerard Moreno refuerza los argumentos futbolísticos y psicológicos de los de Setién. En la jugada del gol fue capaz de atraer a cinco rivales para liberar a Chukwueze en la banda derecha. De alguna manera, absorbe las vigilancias del rival y juega con ellas como quiere para hacer mejores a sus compañeros. Y después también se legitima con el remate, bajo cualquier circunstancia. Contra el Almería le dio igual golpear con su pierna mala, si es que la tiene, y que apenas la estadística avanzada le otorgara un 9,4% de probabilidad de éxito. Estos agravantes no pudieron con el talento de Gerard Moreno, que se ha constituido como un referente ineludible del Villarreal.

Minutos de impacto

Otro jugador diferente e intrépido, apasionado en sus formas y vertiginoso, es Ali Cho (19 años). Es un futbolista que va de aquí para allá, de amagues, de buena compostura técnica y arrancada eléctrica. Su concurso es más que importante en el momento actual de zozobra de la Real Sociedad. Aunque no pudo cambiar el signo del empate contra el Cádiz, su entrada coincidió con los minutos más agresivos del bloque de Imanol. Intervino en once ocasiones, intentó tres regates y realizó un pase de finalización. Junto a Silva, activó el ataque realista, lo hizo más imprevisible. Cho se va directo a por su marcador, sin medias tintas, y tiene salida por ambos lados. Cuando el colectivo anda justo, se requiere de la inspiración individual. Cho ha llegado a tiempo para alimentar a la Real desde esa perspectiva.

Una banda productiva

La proyección de puntos en la que se empieza a dibujar la salvación debería afligir a más de uno. No tanto al Valladolid, habituado a este tipo de escenarios, que doblegó de forma providencial al Espanyol en Zorrilla. El triunfo se vinculó al recorrido de su banda derecha con el regresado Fresneda y Plata. Entre ambos olisquearon la debilidad perica en ese sector, una vez la lesión de Oliván forzara a Diego Martínez a tirar de remiendos. El 42% de las jugadas ofensivas del Valladolid se perfilaron por ese costado. El ecuatoriano Plata destacó por encima del resto —tres ocasiones creadas, ocho pases en el último tercio, seis centros...—, que habilitó a Iván Sánchez y Aguado en los goles parar ventilar, al menos por esta semana, la situación del Valladolid y embarrar la de otros muchos equipos.

Recital de Machín y cía

El marcador en Mallorca definió la intención del Elche de no renunciar a la pelea. Seguramente no le dé ni tan siquiera para llegar vivo hasta el final, pero por falta de ambición no será. Su conquista en las islas apeló al buen trabajo en la estrategia. Todo el partido fue una exhibición de jugadas a balón parado perfectamente imaginadas y ejecutadas por Machín y su grupo de trabajo. Con Gumbau como lanzador, combinó movimientos a la corta, a la larga y desde la frontal que exigían un dominio técnico categórico. Boyé alcanzó el premio final y el Elche, pese al mal cuerpo que lleva toda la temporada, se aferra a lo poco que le queda.