Flick y los goles esperados
A Alemania, eliminada por segundo Mundial consecutivo en la fase de grupos, se le plantea un dilema. ¿Esta debacle debe suponer el inicio de una nueva revolución similar a la que se llevó a cabo tras la Eurocopa 2004 o hay que dar tiempo a un técnico que sólo lleva un año y medio en el cargo y que demostró con el Bayern Múnich que es capaz de construir un equipo campeón? No es una cuestión sencilla porque en este juego las decepciones suelen cobrarse víctimas, ni que sea para aplacar el enfado del aficionado, que reclama ser compensado de algún modo -con el despido de un perdedor, a poder ser- por sus ilusiones destrozadas. Y sin embargo, Hansi Flick puede argumentar con datos que su Mundial no fue tan malo: simplemente, salió mal.
Alemania ha sido el equipo de la primera fase que mejor dato ha registrado en la estadística de goles esperados, tanto en lo que se refiere al valor único de los tiros a favor como en la diferencia entre los tiros a favor y los tiros en contra. Esto indica que el equipo de Flick es el que ha generado más y mejores ocasiones en todo el Mundial y el que, en un mundo hipotético en el que todos los equipos hubieran tenido el mismo porcentaje de acierto, habría conseguido la mejor diferencia de goles de la primera fase. ¿Qué importancia tiene esto? ¿Es una excusa que saca a relucir el que pierde o es un dato del que se puede extraer alguna conclusión importante? La lectura que se puede hacer es que lo que le ocurrió a Alemania no era lo más lógico teniendo en cuenta su comportamiento en el campo, y la proyección a futuro sería que, jugando de la misma manera, lo más probable sería que sacara buenos resultados.
¿Hay que mantener a un entrenador por lo que dicen los “goles esperados”? Seguramente hay que analizar cómo se ha perdido: si la derrota fue más casual o si estuvo más relacionada con el rendimiento, siendo una consecuencia de este. Y, en el caso concreto que nos ocupa, la estadística respalda absolutamente la continuidad de Hansi Flick.