Ferrari mete la marcha atrás

Carlos Sainz salió segundo en el Gran Premio de Hungría y ha acabado cuarto. Charles Leclerc salió tercero y ha acabado sexto. Max Verstappen salió décimo y ha acabado primero, después de salvar un trompo por el camino. Este nuevo resbalón de Ferrari, que aspiraba a las dos primeras plazas de la carrera y ha terminado fuera del podio, es la radiografía de todo el Mundial de Fórmula 1. El vigente campeón sabe aprovechar cada regalo de sus rivales, aderezarlos con su enorme clase de piloto, con su competente coche y con las mejores estrategias diseñadas desde el box de Red Bull. La F1 se marcha ahora de vacaciones con Verstappen como líder destacado, con 80 puntos sobre Leclerc; con ocho victorias sobre 13 posibles, por tres del monegasco, y con un largo trecho cubierto para revalidar su título. Los números muestran incluso un mayor dominio del que realmente se ha visto en los circuitos, simplemente porque buena parte de esta ventaja la ha conseguido por errores de Ferrari. Por carencias de fiabilidad, por fallos de pilotaje o de los mécanicos y, sobre todo, por decisiones discutibles.

Los sucesos encadenados en Hungagoring reinciden en esa tendencia. Las dos malas paradas de Sainz y el cambio a neumático duro de Leclerc decantaron el retroceso. La carrera se decidió por estrategia y por pilotaje. No hubo ningún otro factor: ni accidentes, ni safety car, ni lluvia… La remontada de Verstappen fue limpia. Igual que las actuaciones de los Mercedes, que también ganaron el pulso a los Ferrari en la pista y en el box, y ocuparon dos plazas del podio por segundo gran premio consecutivo, con Lewis Hamilton y George Russell, segundo y tercero, en los dos casos. El problema para la Scuderia ya no es sólo que Verstappen se dispara, sino que, en mitad de sus titubeos, ha brotado otro enemigo para la segunda parte del Campeonato. A ver qué tal sientan esas vacaciones...