Europeo femenino contra los prejuicios
Durante la I Guerra Mundial, una fábrica de munición de Preston, la Dick, Kerr and Company, servida casi exclusivamente por mujeres, pues los hombres estaban en las trincheras, creó un equipo de fútbol femenino. El ejemplo cundió, se crearon otros y los partidos llegaron a tener gran interés. Acabada la guerra el asunto siguió y Goodison Park llegó a reunir en un Dick, Kerr’s-St Helens 53.000 espectadores que dejaron 3.115 libras para fines benéficos. La FA (la federación inglesa) receló de esa competencia, prohibió que se les dejaran los campos y cubrió al fútbol femenino de rumores maliciosos.
Sólo en 1978 acogería la FA al fútbol femenino en su seno. Y en 2008 emitiría una disculpa oficial por la actitud calumniosa y obstruccionista de sus antecesores casi un siglo atrás. En España los inicios fueron más tardíos e igualmente penosos. “Ni es fútbol ni es femenino”, se decía hasta no hace mucho. Los primeros brotes se ridiculizaron con un partido de ‘folklóricas’ contra ‘finolis’ y una película ‘Las Ibéricas F.C.’ impresentable por todos sus conceptos. El presidente de la Federación, Pérez Payá (abogado y ex futbolista internacional) manifestó que la ropa de fútbol no se adecuaba a las mujeres porque no favorecía su silueta.
Ya no estamos así, pero aún hay reservas. Conozco muchos aficionados que alguna vez miraron un partido femenino por curiosidad y se desentendieron a los pocos minutos. Bien, pues este Europeo es el momento de darse una segunda oportunidad. El fútbol femenino en general y el español muy en particular han mejorado una barbaridad en los últimos años. Aunque no vamos a poder ver a la Balón de Oro, Alexia Putellas, veremos muchas jugadoras buenas o muy buenas moviéndose con sentido táctico. Fútbol bello, con buen desplazamiento de balón, seriedad táctica, individualidades llamativas y una limpieza en el juego que el fútbol masculino olvidó.