Europa mira al PSG-Bayern en París
Esta temporada Guadiana en lo que se refiere a clubes emerge de nuevo tras su paso por el acuífero del Mundial para reanudar la Champions y de buenas a primeras nos ofrece un PSG-Bayern en París, partido de tronío donde los haya. Donde se junten franceses y alemanes está Europa, con permiso del Madrid si de fútbol se trata, así que este choque atrae las miradas de todos. El PSG es una especie de Cosmos parisino que acumula pelés, beckenbauers y chinaglias en busca de una artificial solidez deportiva, esa que tienen por raíz, constancia, permanencia y cierta especie de derecho natural los grandes clubes de Europa, entre los que está el Bayern.
Curioso partido este. Un agregado de estrellas cada cual con su baraja de caprichos frente a un equipo ‘de toda la vida’. El primero lo preside un jeque que derrocha en esto como podría derrochar en caballos o camellos de carreras. El segundo tiene al mando el consenso de antiguos grandes futbolistas, tipos orgullosos hasta el exceso, muy pagados de sus éxitos, conscientes de que representan una doble leyenda: la del propio Bayern, a cuyo escudo sacan brillo, y la del fútbol alemán todo, del que son bandera. Nada tiene que ver un equipo con el otro. Nada arrastran tampoco de las viejas, tan dañinas y ya resueltas, rivalidades Francia-Alemania, pero ahí están.
Otra vez el fútbol que aspira a ser contra el que es. El Real Madrid salió multivencedor de este tipo de duelos el curso pasado, cuando pasó lista a todos esos equipos de la ‘nueva economía’ sin más raíz que el dinero grueso utilizado sin filtro que lo encauce. Pero esta es una pelea sin fin mientras la UEFA no se tome en serio sus propias normas del ‘fair play’ financiero y ahora le toca al Bayern, otro club de corte clásico, enfrentarse al modelo ‘stars system’ en su máxima expresión, este PSG en el que cada pedazo de la cubierta es de uno, como en todo barco pirata, y cada penalti una bronca. Un buen partido, en todo caso. Viva la Champions.