Estupenda presentación de Álvaro Rodríguez

Ancelotti tiene para mí un solo defecto: da poca bola a la cantera. Con demasiada frecuencia cubre con suplentes revenidos bajas que bien podrían servir para castillistas con futuro, que varios hay. Ayer por fin se produjo el caso con la entrada de Álvaro Rodríguez. Ya muy cerca del final salió por Rodrygo y no es que hiciera prodigios, o quizá sí, pero dejó un gran sello. En dos acciones rápidas, una persiguiendo un pase, la otra robando el balón en un forcejeo, atrajo defensas y entregó con sabia serenidad de veterano a compañeros desmarcados que hicieron gol. El primero no valió por culpa del sexador de pollos, pero las dos acciones le acreditan.

Fue la noticia final del partido, cuyo cierre protagonizó con esas asistencias. La que no valió fue la que transformó Vinicius y da lástima, porque había merecido marcharse de este partido con un gol. Fue la suya una gran noche, sosegada además, salvo un pequeño brote cerca del descanso por dos jugadas en torno a él, pero nada que ver con lo de Mallorca o lo de algunas ocasiones anteriores. El partido de Pamplona fue bravo, como no podía ser menos, pero noble, sin más roces que los inevitables ni atmósfera insana en torno a Vinicius, y eso que fue una y otra vez, y otra, cuantas quieran, la salida del Madrid, abrazado Ancelotti como nunca al ‘viniciusistema’.

Osasuna es un buen equipo que sufre falta de gol, sobre todo si no está el Chimy Ávila, como fue el caso ayer. Pero juega bien, no regala nada, lo que le arrebates tiene que ser con mucho esfuerzo y a ratos no estaba claro que el Madrid consiguiera los tres puntos. Ceballos no carburó esta vez, el tránsito siempre se hacía por Modric, y Rodrygo no se supo mover, aunque algún disparo peligroso supo colar. Pero Vinicius acabó por quebrantar a Osasuna con una de sus escapadas indefendibles, finalizada con pase perfecto a Valverde. Es impresionante la capacidad de crear peligro de este extremo veloz e inagotable. Con él se puede ir a cualquier parte.