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Estoy algo preocupado por Mbappé

Ningún madridista se puede alegrar de que una de sus estrellas no vaya con su selección. El Real Madrid también brilla gracias a los éxitos de sus jugadores con la camiseta de sus respectivos países. Por ello, y también porque soy un aficionado de los Bleus, me decepciona que Mbappé no juegue los partidos frente a Israel e Italia. Sin embargo, no me sorprende que Deschamps le haya hecho ‘pagar’ su viaje a Estocolmo, durante el último parón y su aparente desinterés por sus compañeros la noche en que disputaban un encuentro de la Nations League. Es normal que el seleccionador le haya hecho entender que un capitán no puede tener esta actitud.

Pero esta historia galo-francesa no es lo que más me preocupa. Ni tampoco el estado físico de Mbappé, que está en una línea similar a la de sus compañeros, incluso un pelín mejor que la mayoría. Lo que me llama la atención es el estado psicológico de mi compatriota. Sus carreras en el campo no se ven recompensadas por el gol y ya se le están viendo gestos de desesperación. Creo que no se había dado cuenta de que, cuando los sueños se cumplen, hay que pelear el doble. Ponerse la camiseta del Real Madrid no es la consagración, no es el final, sino el principio de otro periodo de la vida todavía más exigente. Mbappé está descubriendo que todo esto es infinitamente más complicado de lo que pensaba.

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