Este verano se han ganado el protagonismo
Cuando Jéssica Silva era pequeña, soñaba con ser como su ídolo, Cristiano Ronaldo. Su único objetivo era ayudar económicamente a su madre y a sus cuatro hermanos. Siempre que podía, cogía un balón y hacía goles, caños y rabonas. Esas mismas rabonas que asombraron a los espectadores del Leigh Sports Village y esos mismos goles que llevaron a Portugal a merecer ganar ante Suiza, pero se encontró con los puños de Gaëlle Thalmann. Rozando el metro setenta, la portera suiza, no solo salvó a su equipo, demostró que no hay que ser alta para ser buena portera. Al igual que Yann Sommer, que apenas mide 1,83, se convirtió en uno de los mejores guardametas de la Eurocopa, ella también puede hacerlo y ya se ha presentado con cuatro paradas.
En 1989 nació una niña sueca, pero de origen kosovar. Sus padres la llamaron Kosovare, su apellido, Asllani. En 2008, con apenas 18 años, debutó con la selección sueca, y a partir de ese día la apodaron la Zlatan de las chicas por sus goles, y su carácter. Ibrahimovic nunca ha ganado nada con su país, y ella solo ha quedado subcampeona. Las campeonas están en frente y la máxima goleadora de la historia de los Países Bajos, Miedema, también. Unos registros que ni Van Persie ni ningún internacional masculino han podido alcanzar. Ambas luchan por algo más que conseguir una victoria. Sin Mundial masculino, es su verano, el de ellas.