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Esperando a Pedri, llorando a Busquets

Apenas cuatro meses ha tardado este Barça taciturno de Xavi en alcanzar ese estado depresivo tan habitual en un equipo acostumbrado al butacón del psiquiatra y las lágrimas de cocodrilo. Noviembre siempre ha sido un mes complicado, al menos históricamente. Es el tiempo de los primeros fríos, los malos resultados y algunas desconfianzas. O muchas desconfianzas, quizá demasiadas, para un equipo que viene de ser campeón de Liga y tiene a varios de sus actores principales aclarándose la garganta. Ganar suele ser suficiente también en un Barça que se exige mucho en lo estético cuando nadie lo ve, un poco como un adolescente frente al espejo. Pero ahora ocurre que ha dejado de ganar y noviembre nos vuelve a parecer esa montaña oculta tras las nubes, el Matacuerno de Homer Simpson. O el propio Montjuïc sin Gaspart en motocicleta.

Algunos han reparado en que bien podría ser esta la primera crisis existencial del club catalán sin un Sergio Busquets que todo lo mecía y todo lo amparaba. La primera tras el éxtasis de los últimos lustros, quiero decir. Para él solían ser los elogios cuando nos cansábamos de elogiar a todos los demás y también a él se dirigían las miradas más torvas cuando la pelota descansaba en la portería propia ¿Y ahora qué? Pues ahora ya no hay un Busquets al que culpar y el equipo vuelve a parecer un acordeón tan estirado y desperdigado por el campo que Xavi ya no sabe si llevar la chaquetita corta o la melena larga. No termina de dar con la tecla el entrenador, seguramente porque la tecla siempre fue Sergio Busquets y ahora ya no hay manera de encontrarla.

Todo podría cambiar con la tercera venida de Pedri, que tiene las buenas cualidades de los mejores santos: en los pies y en la cabeza. Con la aparición de Fermín y la evolución al estrellato de Gavi, Pedri parece haber quedado en un limbo sentimental acosado por sus lesiones y con demasiados aficionados torciendo el gesto cuando recuerdan aquel verano de los excesos federativos. No es un cualquiera, hablamos de uno de los mejores centrocampistas del mundo y ya se sabe lo importante que esto resulta para entrar en diciembre con alguna garantía de ser feliz por Navidad.

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