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España puso a Alemania al borde del abismo

En el fútbol no caben los silogismos. Japón había ganado a Alemania, España a Costa Rica y Costa Rica a Japón, así que a España le tocaba ganar a Alemania. Pero el fútbol no va así, antes de cada nuevo partido se resetea todo. Y si nosotros tenemos una estrella sobre el escudo, los alemanes tienen cuatro. Y llegaban como una fiera herida tras su derrota ante Japón. Así que España no ganó pero se fue al vestuario con un punto que le pone la clasificación muy a mano y con la satisfacción de haber protagonizado, a medias con su prestigioso rival, el mejor partido visto hasta ahora. Un partido digno de una fase más alta del campeonato, de cuartos o semifinales.

Alemania salió en plan suban-pisen-estrujen-bajen, pero el aguacero paró pronto. A partir del minuto diez o por ahí, España metió el toro en la muleta y controló el partido, desarrollando por momentos un juego primoroso que tuvo su culminación con el tirazo de Olmo que Neuer desvió al larguero como pudo. A cambio sufrimos un susto tremendo en un cabezazo a gol de Rüdiger a saque de una falta; por suerte era fuera de juego, pero la facilidad con que cabeceó sin marcaje alguno nos recordó el talón de Aquiles de este equipo. Luis Enrique lo previene colocando la línea lo más adelantada posible en esas ocasiones, y parece buena idea.

La segunda mitad, con Morata por Ferran Torres, que estuvo flojo, fue de una intensidad extraordinaria, y más a partir de que el delantero atlético marcara con un magnífico golpeo a centro de Jordi Alba. Alemania estaba al borde del abismo y se revolvió con todo. Por un buen rato pensé que estaba dejando espacio para el definitivo 2-0, pero no llegó y sí el empate, en una mala salida de Laporte cuyo pase perdido regresó en forma de jugadón de Musiala y remate a lo alemán de Füllkrug. Empate justo, si lo consideramos todo. Y empate también a sustos con los pies de los dos porteros. España no ganó, pero consolidó su prestigio.