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Subidón rojigualdo. Cuando Dani Carvajal, a sus 31 años, se dirigió hacia Livakovic para lanzar el penalti de la gloria o de la pena máxima mi corazón se aceleró como en aquella tanda de Viena con Italia en 2008, con Iker Casillas disfrazado de héroe. En mi cabeza pasó también a toda velocidad la terrorífica tanda de penaltis de Qatar ante Marruecos, en la que no fuimos capaces de embocar uno solo. No quería volver a agachar la cabeza, a resignarnos con ese declive que parecía devorarnos en esta última década con muy pocas alegrías y bastantes decepciones. Pero Carvajal, un tío de Leganés que jamás se ha arrugado ante nada y ante nadie, lo lanzó tan sereno que lo hizo a lo Panenka. Detallazo de calidad para poner el sello a nuestro primer título desde la Euro 2012. Me da igual que los derrotistas quieran quitarle mérito a la conquista diciendo que la Nations League no es nada del otro mundo. Pues les recuerdo a esos aguafiestas que la clase business de Europa se mataba por estar aquí. De hecho, el rival era nada más ni nada menos que la Croacia de Modric, Kovacic, Perisic y Brozovic, un equipazo que fue tercero en Qatar y subcampeón en el Mundial de Rusia. España ha sabido afrontar su transición con la humildad del novillero y la ambición del maestro. Supo esperar su momento y macerar el partido para llevarlo al límite del extra time. Y afrontó los penaltis con la cabeza alta, sin miedo. Dimos una lección magistral de cómo hay que tirarlos. Y encima con Unai Simón en plan ángel salvador con dos paradones que le dignifican como nuestro guardián de la portería para muchos años. Unai tiene carisma y sabe despejar penaltis hasta a lo Oliver y Benji, en escorzo. Por cierto, qué bien le sienta el blanco. Me voy a comprar esa vestimenta...

De la Fuente, el coach. Felicito al riojano por su sencillez, su capacidad de aguante, su inteligencia táctica y su sabiduría para preparar el asalto a esta Nations League. Supo hacer oídos sordos a los rumores que le situaban de vacaciones prematuramente y se ha dedicado a responder con hechos. Carvajal reconoció que esta semana han estado trabajando los penaltis. Ahí se ve el resultado. Luis Enrique presumió de lo contrario y así nos fue. La tierra para el que la trabaja y De la Fuente ya es desde esta noche mágica en Rotterdam... Don Luis.

El pasado. Y eso que el estadio De Kuip de Rotterdam nos traía malos recuerdos. La Bañera, como se la conoce por su forma, acogió una derrota dolorosa en el arranque de la Eurocopa de 2000 ante Noruega. Perdimos 1-0 con un error claro de Molina en el gol nórdico. Camacho le castigó con la suplencia el resto del campeonato, que acabó con aquel penalti fallado por Raúl ante la Francia de Zidane. Pero estos chicos no son tan carrozas como yo y seguro que ni vieron ese partido, salvo nuestros veteranos honorables como son Jesús Navas (37 años) y Jordi Alba (34). Se ha quedado, junto a ‘Carva’ (31), Nacho (33) y Joselu (33) para enseñarles a los jóvenes el camino de la gloria, ese que creíamos extraviado por mucho tiempo. Pues no. Hemos competido, hemos sabido sufrir, hemos logrado rescatar la sonrisa de miles y miles de españoles que ya veían a España metida de nuevo en el túnel de la desidia y el fracaso. Pero estos chavales callaron a 30.000 gargantas croatas, para disfrute de los 5.000 españoles que lloraron de emoción tras 120 minutos de angustia y una tanda de penaltis maravillosa. Que nunca nos den por muertos. Somos muy grandes. España ha vuelto.