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España, en Sevilla pensando en París

Las campeonas del mundo lucen hoy estrella en La Cartuja de Sevilla con un doble objetivo de lo más estimulante: la final de la Nations League y la presencia en los Juegos Olímpicos. Nunca hasta ahora ha llegado nuestra selección femenina a ser olímpica, pero tampoco antes había conseguido hacer algo mucho más difícil: ganar la Copa del Mundo. Vencer esta noche a Países Bajos implicaría la clasificación automática para los Juegos, pase lo que pase en la final. Perder cerraría la puerta si en la otra semifinal Alemania gana a Francia. En caso contrario, si las francesas son finalistas, la tercera selección de esta Nations League irá a París.

Enfrente estará Países Bajos, una selección fuerte, con rango histórico y un buen presente. En el Mundial se nos enfrentaron y el partido sólo se resolvió en la prórroga con un inolvidable gol de Salma Paralluelo. Tienen una estrella en su número 7, Beerensteyn, delantera de muchos kilates. El equipo es de buen manejo, como el nuestro. El entrenador, Jonker, recordó ayer el doble parentesco Ajax-Barça, Países Bajos-España, una confluencia que empezó en Cruyff. Pero, mirado de cerca, en el partido del Mundial las nuestras ganaron la posesión 62%-38% mientras Países Bajos nos ganó en duelos aéreos 33-21. Conviene tenerlo en cuenta.

Temo por el ambiente. Este partido estaba destinado a Cádiz, campo más pequeño y cerrado donde las nuestras se hubieran sentido más arropadas, pero algo se hizo mal y el Cádiz, que el lunes se juega el cuello ante el Celta, no quiso que le estropearan el césped con un partido tan próximo. La Cartuja está fuera de Sevilla, no hay hábito de acudir allí, es muy abierto… Quizá Sevilla, con su devoción proverbial por los partidos de España, me desmienta. Ojalá, pero me temo que haya menos ambiente del que la ocasión merece. Esto me preocupa más que los morros del Barça por la citación a Alexia Putellas, una tormenta en un vaso de agua.