España baja la guardia ante la Premier
Miramos a la Premier con envidia y recelo. Cada vez tienen más dinero, sus derechos de televisión por el mundo duplican los de LaLiga, se llevan a nuestros jugadores, también a nuestros mejores entrenadores. Pero es que los ingleses inventaron el fútbol y lo cuidan y respetan (excepción hecha de David Elleray, esa mala hierba que está descomponiendo el Reglamento) más que nadie. Lo pienso cada vez que llegan las acaballas del año y los futbolistas de nuestro país, y de muchos otros, se van de vacaciones mientras la Premier sigue activa y aprovecha estas fechas de exclusividad para mostrarse en solitario en nuestras televisiones.
Bueno, ayer, Boxing Day, no tan en solitario, porque a horcajadas entre el Burnley-Liverpool y el United-Aston Villa, ambos en DAZN, la Cuatro nos ofreció, con buen sentido de la oportunidad, el Al Ittihad-Al Nassr de la Liga Saudí. Un Benzema-Cristiano, para entendernos, partido de interés no sólo por ellos (había otras figuras) sino por la curiosidad que despierta un partido estelar de ese campeonato, que ha decidido vestir las mejores galas. Ganaron los de Cristiano por 2-5, resultado de impacto. Está por ver hasta dónde pueda extender su prestigio esta liga, pero ayer aprovechó el hueco de la ausencia de los nuestros.
Pero la amenaza, lo sabemos, es la Premier, que en estos días familiares sabe que no puede fallar y se abre para que los abuelos puedan iniciar a los nietos. Aquí no hace mucho tuvimos un simulacro de fútbol en días navideños, aquellos partidos de selecciones autonómicas iniciados desde las comunidades con pulsiones centrífugas, disueltos luego en el puré de las que no, y finalmente olvidados. Era un fútbol menor, representante de un impulso político y de su contrario, sin la base de la competición. No podía durar. Nada que ver con lo que vimos ayer en Arabia e Inglaterra, fútbol sin otra causa que la del eterno fuego competitivo.
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