Eskerrik asko, AS
Aquí finaliza una larga andadura de 20 años en un periódico que se queda instalado de forma perpetua en mi corazón.

Estas son mis últimas líneas en el diario AS. Las escribo con mucha pena, casi con lágrimas en los ojos, porque nunca es fácil despedirse de los lugares en los que, por encima de todo, has sido feliz. Porque reconozco que así me he sentido yo formando parte de las letras, las líneas y las páginas con las que cada día tratan en este periódico de contar a los aficionados lo que es noticia en el mundo del deporte. Para mi ha sido todo un privilegio, un honor y un inmenso placer haberme sentido parte de una gran familia de enormes periodistas que todos los días dignifican esta profesión tan maravillosa.
Mi nueva aventura profesional como director de Deportes de la Diputación Foral de Gipuzkoa me impide seguir escribiendo aquí, porque es incompatible con un cargo de tanta responsabilidad. Pero creedme si os digo que lo seguiría haciendo con todo el gusto del mundo. Espero de corazón que en algún momento de nuestras vidas podamos volver a encontrarnos dentro de estas líneas, porque parafraseando a muchos de esos deportistas de los que tanto he informado, yo tampoco cierro la puerta a una futura vuelta a la que considero para siempre como mi casa.
Todavía recuerdo el día en el que me ofrecieron entrar a colaborar con AS. Fue en octubre de 2005. Regresaba de San Sebastián a Irún después de que me comunicaran que había pasado una formación para trabajar en una aseguradora. Sí, tal y como lo leéis. De algún sitio tenía que sacar dinero, mientras buscaba, como suele decirse “algo de lo mío”. Reconozco que iba a firmar el contrato… pero entonces una bendita llamada cambió para siempre mi vida. Era Enrique Marín, un realzale hasta la médula que por entonces jefe de redacción del periódico y desde entonces un amigo de por vida. Un comunicador fantástico y una referencia de la comunicación txuri-urdin. ¡Ojo! Me proponía escribir sobre mi Real Sociedad. ¡Qué nervios! ¡Qué momento! ¡Qué alegría! Le había dado mi nombre mi amigo y referente periodístico Óscar Badallo. Tenía el reto de sustituir, nada mas y nada menos, que a Ramón Sánchez, que se marchaba de Jefe de Deportes a Noticias de Gipuzkoa.
Aquella llamada, como podréis comprender, no se me olvidará nunca. Acepté sin dudarlo, claro. Lo triste de esta historia es que coincidió todo con el fallecimiento de mi compañera de clase y viajes a la universidad Mari Carmen Doviso en un trágico accidente de coche en la carretera de Gaintxurizketa. Era tan joven… ¡Qué recuerdos de aquellos trayectos en coche a Deusto con Joel, David y ella! Siempre he pensado que desde el cielo algo movió para que tuviera suerte en mis inicios periodísticos. Imposible no recordarlo. Como tampoco puedo olvidar como mi amigo Mikel Recalde, que por entonces no me conocía de nada, se prestó a ayudarme, porque él se volvía de Madrid para ser la ‘estrella’ del proyecto de Noticias. Su generosidad continúa hoy que lo tengo muy cerca. ¡Qué tensión con mi primer texto! Y eso que era sólo una simple columna. No se me olvida mi primera entrevista a un jugador de la Real. Fue a Mikel Labaka, hoy el ayudante de Imanol Alguacil, el entrenador que más me ha marcado en todos estos años.
Así empezó esta bella historia que hoy termina, de la mano de Alfonso Herrán, con el que creo he forjado una gran amistad y que ha sido mi último delegado, y al que nunca podré agradecerle lo suficiente la paciencia infinita que ha tenido conmigo. Un gran tipo a pesar de ser del Athletic, líder con mano derecha e izquierda, de esos que se desviven por este bello oficio y por sacar adelante contenido diferente y de calidad. Junto a él, su inseparable Javier Beltrán, otro obrero grandísimo de las letras, que tantas veces me ha ayudado en los momentos críticos después de los partidos. Y no me olvido del otro delegado con el que he trabajado en AS, Nika Cuenca, ahora responsable de prensa del Athletic, pero antes batallador como pocos del mundo de la prensa escrita. O de Maite Martín, Isabel Roldán, Aritz Gabilondo, Marco Ruiz, Carmen Colino y muchos otros grandes compañeros que tuvieron que sufrir para editar y corregir mis textos. Tampoco de Alfredo Relaño, el director cuando empecé y que más de un buen consejo me dio hasta acabar disfrutando con sus infinitas anécdotas vintage de la Real. O de Tomás Roncero, que detrás de su excesivo personaje madridista, hay un tipo con el que da gusto hablar de fútbol. Os digo que te ríes mucho con él.
Aquí pongo fin a 20 años disfrutando como un niño de informar y opinar sobre mi Real Sociedad en AS. Con toda la libertad del mundo, porque hay que dejarlo muy claro. Nunca jamás me han condicionado para escribir algo de manera interesada. Y eso es un lujo que no sé si en otros sitios lo pueden decir. Aunque alguno no se lo crea, han tratado, tratan y tratarán con mucho respeto a nuestro equipo txuri-urdin. Hemos tenido cosillas, claro; pero eso queda para la cara B que nos quedamos para nosotros. Y para nada empaña estos años maravillosos de periodismo en estas líneas. Con AS me he hecho mayor, me ha hecho mejor periodista y me ha ayudado a crecer como persona. Como anécdota, me permitió hacer mi primer viaje en avión con Oihana Aguayo, entonces mi novia, ahora mi mujer y la mejor compañera de viaje en la vida que puedo tener, la mejor madre del mundo y os aseguro que mi correctora más exigente. Y me llevaré para siempre que mis hijos, Markel y Noah, han utilizado algunos de mis textos en AS para sus trabajos del colegio. No sabéis lo que se siente cuando te enteras…
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Y por supuesto me llevo vuestro cariño y respeto, queridos lectores, seáis del equipo que seáis. Ha sido un placer ser vuestro cronista de la Real Sociedad y el Real Unión, mis dos equipos del alma, durante dos décadas inolvidables. A pesar de los muchos rejones que me habéis dado por mis picas a los jugadores txuri-urdin. De todo se aprende, tranquilos. Esto se acaba y no sabéis la pena que siento, pero me tranquiliza dejar este digno pequeño hueco realista en el Diario AS en manos de una gran compañera. Me hace ilusión que coja este testigo Marta Gonzalo, que tanto está luchando por abrirse camino en este complicado mundo del periodismo. Vais a disfrutar mucho con ella. Le deseo toda la suerte del mundo. Y yo, como hicieron conmigo en su día, me pongo a su disposición para ayudarle en todo lo que necesite. Es muy de la Real, y muy trabajadora. Seguid consumiendo prensa escrita, que vale mucho la pena; y seguid informándoos de la Real Sociedad en el diario AS. Yo paso ahora a ser un lector más, con el deseo de que algún día, no sé cuando, pueda volver a saludaros desde estas líneas. Gracias a todos por todo y por tanto. ¡Eskerrik asko, diario AS!
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