Escuela de genios
Vaya pareja.- Uno nació en Sao Gonçalo, Estado de Río de Janeiro, hace 22 años. Se llama Vinicius José Paixao de Oliveira Júnior. El otro nació hace 23 años en Umuahia (Nigeria). Se llama Samuel Chimerenka Chukwueze. Dos futbolistas tridimensionales, dos jugadores diferenciales, de esos que regatean en una baldosa, de los que ponen en pie al graderío con acciones individuales solo al alcance de los elegidos. Lo mejor de este partido pasó por sus jóvenes y osadas botas. Tanto Vini como Samu hacen del uno contra uno una religión que cuenta cada vez con mayor número de creyentes. Te gastas 100 euros en una entrada para ver un Madrid-Villarreal de Liga y solo por ver los dos golazos del nigeriano y el tanto maravilloso del brasileño te das cuenta de que no has tirado el dinero. El fútbol tiende a mecanizarse cada vez más por culpa de los laboratorios de la Inteligencia Artificial que meten los datos en la centrifugadoras de los cuerpos técnicos hasta convertir las charlas de los entrenadores en clases de trigonometría. Por eso me gusta gente como Vinicius o Chukwueze, que se saltan los semáforos en rojo y destrozan las estadísticas con un simple regate eléctrico, con un caño mágico o un remate picassiano. Ellos son los artistas que explican que millones de ciudadanos sigan entregados a este bendito deporte con el que no podrán ni las modas juveniles ni los estropicios amorales de algunos despachos que dañan la credibilidad y la honestidad de este espectáculo que nos tiene hechizados. Chukwueze desarmó a la zaga madridistas con dos acciones tremendas, impropias de un jugador que según Transfermarkt cuesta solo 20 millones de euros. Supongo que desde hoy subirá su cotización. Y de Vini qué les voy a decir que no sepan. Su golazo dejando atrás cuatro zagueros del Submarino puso en pie al Bernabéu. Sigue on fire. Larga vida al Rey Vini.
Bien Asensio.- En un día de mucha rotación (descansaron seis titulares del Camp Nou) prefiero fijarme en los brotes verdes. Los que ofreció Asensio, con una primera parte excelente. Rápido, intuitivo, vertical, incisivo arriba... Provocó el 1-0 con una gran arrancada y en general dio muestras de estar muy implicado. Su deseo es renovar con el Madrid. Jugando así, yo no tendría ninguna duda en asegurar su continuidad aquí. Con este grado de compromiso es un jugador excepcional.
Son seis partidos.- La Liga ya estaba perdida y por eso los 57.887 aficionados que casi llenaron el Bernabéu no se llevaron un disgusto llamativo. La afición está deseando escuchar la música de la Champions y que los campeones de la 14 y el Chelsea de Lampard salten al remozado césped del Bernabéu para revivir esas noches mágicas que tanto gustan aquí. En realidad, Ancelotti y su tropa están a solo seis partidos (cinco de Copa de Europa y uno de Copa del Rey) de lograr un doblete histórico que se uniría al Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa. Con la calidad de esta plantilla, seis partidos son abordables con garantías. Al loro que lo de hoy ha sido un simple resbalón. Se puede.
La afición no decae.- No hay que rasgarse las vestiduras. Pese a la derrota vi mucha gente feliz, con la resaca lógica del 0-4 presente en sus sonrisas. Vi aficionados llegados desde Fuengirola, con Antonio Carrasco al frente, Isaíto de la peña Las Palmeras (Badajoz), los amigos navarros de la peña Garnacha Blanca de Olite, el pueblo de Rafa Marañón, gloria del Español y del Real Madrid (1970-74), la peña ‘La Magia del 7′ de Nava de la Asunción, y la pequeña Cayetana, hija de mi amigo Gabi Teletipo, que se estrenaba por primera vez en el santuario de La Castellana. Tranquila, pequeña, tendrás tu revancha. El Real Madrid siempre vuelve.