Elogio de la Selección y de los 180′ de Carvajal

Partidos como el de este domingo en Ginebra sólo pueden crear un caldo de cultivo ilusionante para lo que viene, con el Mundial de 2026 de fondo. España, que de paso se ganó medio billete para los cuartos de esta Nations League que convence más de lo que muchos dicen, demostró que, en el fútbol moderno, y pese a aquella teoría expuesta por Xavi después de la expulsión de Araújo en el Barça-PSG de la pasada temporada, todavía se puede ganar jugando diez contra once 70 minutos.

Después de la expulsión de Le Normand, imperdonable por otra parte y de la que aprenderá pese a sus 27 años para el futuro (no se puede dejar con uno menos al equipo que proteges en una acción así, menos con 0-2), Luis de la Fuente, osado, reorganizó a su equipo en un 4-4-1 sorprendente en el que prescindió de Pedri para poder mantener a sus tres delanteros. Luego, al descanso, dejó en el banquillo a Lamine, que había estado delicioso, y también acertó con Ferran, jugador físicamente exuberante que disfruta a campo abierto.

Joselu se dejó la vida como ‘9′ en una isla desierta. Fabián, el hijo de la Chari, jugó un partido superlativo. Laporte demostró que es un ‘fuoriclasse’ capaz de mantener estable la defensa de un campeón de Eurocopa en mitad de la tormenta… Y Carvajal demostró por qué lleva el brazalete de capitán. En medio de la polémica sobre la carga de minutos de unos y otros, jóvenes y veteranos, futbolistas de clubes más o menos grandes, se fue a casa con 180 minutos de Belgrado y Ginebra guardados en la mochila, pero con un abrazo final con sus compañeros bajo la lluvia helvética que son toneladas de credibilidad.