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Elefante blaugrana y sublime obsesión de Gil

Doce horas estuvieron ayer miembros de paisano de la Guardia Civil registrando las dependencias del Comité de Árbitros en el complejo federativo de Las Rozas. Al tiempo, se conoció que Joaquín Aguirre, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona que entiende el caso, califica el posible delito de cohecho, lo que tiene su miga. Siendo así, el plazo de prescripción ya no sería de 10 años, sino de 15, y alcanzaría el anterior mandato al facundo y optimista Joan Laporta. Para el juez, Negreira tenía la condición de funcionario público a efectos penales, dado que desempeñaba funciones públicas como vicepresidente del Comité.

Este es un asunto tremendo al que es difícil encontrar otra explicación que la primera que a todos se nos ocurrió desde el primer día. Para los barcelonistas es dolorosísimo, porque cuestiona la mejor época de su historia, los años gloriosos de Guardiola, Messi, Xavi e Iniesta. Xavi aseguraba ayer que nunca se sintió favorecido por los árbitros y le creo. No hacen falta decisiones estrepitosas, (aunque alguna hubo) para ayudar. Basta con ponerte ‘palomas’ en casa y ‘halcones’ fuera y a tu adversario lo contrario. O basta con fallar en la misma dirección las dos o tres jugadas discutibles que cada partido contiene. Que todo parezca un accidente.

En fin, en nuestro fútbol hay un elefante, no ‘blau’, sino blaugrana, imposible de disimular. Y no deja de ser un sarcasmo que esto haya coincidido con las confidencias robadas, pero confirmadas, qué cosa tan rara, de Miguel Ángel Gil acusando al Madrid de adulterar el campeonato. Sublime obsesión. Aún resuena el comunicado cargado de cólera bíblica por una segunda amarilla no mostrada a Ceballos y ahora nos sale con esto, imagino que por los comentarios impresentables de RMTV. Para él, todo esto es más problema que Negreira. Para mí, el gran problema que tiene Gil son sus ultras, que han vuelto a disparatar. A ellos alimenta esta carnaza.