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El Zaragoza rasca un punto de oro

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Lo dejó dicho Fran Escribá en la víspera: “Sumaremos donde menos se espere”. La profecía se cumplió esta vez y el Real Zaragoza regresa a casa con un empate de oro en su carrera por abrochar lo antes posible la permanencia. Frente a uno de los ‘cocos’ de la categoría, el equipo aragonés se levantó de un gol tempranero y de una primera parte inofensiva y las entradas de Azón, de Jaume Grau y, sobre todo, de Bebé le cambiaron la cara hasta el punto de poder ganar el partido. De un Zaragoza plano y sin amenaza, se pasó a uno ambicioso y afilado.

Escribá retocó su once con tres novedades cantadas y Jair, Zapater y Puche relevaron a Francés, Vada y Gueye, a los que les pasó factura su mala tarde frente al Albacete. Pero de salida nada le funcionó en el Ciudad de Valencia al Zaragoza, que encajó un gol a los diez minutos y le puso las cosas fáciles al Levante. Cristian Álvarez rechazó el remate inicial de Iborra, pero no pudo con el zurdazo de Montiel desde la frontal del área. En el inicio de la acción del gol, a Alarcón le condicionó la rapidísima tarjeta amarilla que Arcediano Monescillo le mostró por una simple pugna con Campaña, un rasero que el árbitro no le aplicó, con mucho mayor motivo, a Álex Muñoz cuando al filo del descanso derribó a Vada, sustituto del chileno para evitar su expulsión, en una acción de claro peligro para los locales. La primera parte fue una pura especulación de los dos equipos, pero el Levante supo aprovechar su única oportunidad ante un Zaragoza que sólo amenazó con un disparo lejano de Francho.

Tras el descanso, Escribá dio entrada a Iván Azón en un intento por agitar su ofensiva y, aunque fue el Levante el que tuvo una salida fulgurante -Soldado estrelló un obús en el larguero antes de que Cristian Álvarez le negara el 2-0 a Montiel-, enseguida entraron también Bebé, ante la lesión muscular de Vada, y Jaume Grau por un desaparecido Zapater, y ya sí fue otro Zaragoza. Otro muy diferente. Otro mucho mejor. Los cambios le sentaron fenomenal al equipo aragonés, que pasó, primero, a dominar la situación y, después, a empatar con un gol de bandera de Bermejo. El partido dio un vuelco y Giuliano perdonó ante Cárdenas el 1-2 en el minuto 67, justo antes de que el uruguayo Saracchi se fuera a la ducha por una roja directa. El Levante se quedó con diez y con el miedo en el cuerpo, pero todavía asustó con un cañonazo de Pepelu al travesaño que dio paso a un final de vértigo en el que el ‘Cholito’ y Bebé tuvieron la victoria en sus botas.