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El Zaragoza desaprovecha dos ventajas

Ni adelantándose por dos veces en el marcador es capaz el Real Zaragoza de firmar una victoria que le aleje de las posiciones de descenso. El equipo aragonés tuvo otra vez ocasiones suficientes para haber resuelto a su favor el partido frente a la revelación del campeonato en Segunda División, pero se vuelve a casa con un empate que no le saca de pobre. Un gol en propia puerta del Burgos en el último minuto le sirvió el triunfo en bandeja, pero el descuento resultó fatal para un Zaragoza que acumula ya cuatro jornadas sin ganar y donde la mejoría en el juego que ha traído el cambio de Escribá por Carcedo no tiene por ahora resultados efectivos. Para no variar, Gueye, el fichaje estrella de Sanllehí, no jugó ni un minuto.

El Zaragoza, con la única novedad de Larrazábal por Vada, salió como un cohete y en los cinco primeros minutos dispuso hasta de dos ocasiones muy claras: un cabezazo en plancha de Bermejo que desvió a córner Caro y un mano a mano de Giuliano con el portero que el argentino mandó a las nubes con todo a su favor. Nada que no hayamos visto ya y que no es más que la prolongación de una ineficacia no resuelta en dos años y medio y en hasta cinco mercados de fichajes por una indiscutible falta de calidad.

El partido pasó después por una fase de equilibrio hasta que, superada la media hora, el Zaragoza disfrutó de la mejor ocasión de la tarde: Giuliano, que se fabrica las oportunidades a base de entusiasmo y de insistencia, se hizo con un balón a tres metros del área y se lo sirvió después en condiciones inmejorables a Mollejo, cuyo disparo desde el punto de penalti lo rechazó Caro con su bota izquierda.

Pero tanto fue el cántaro a la fuente que a los diez minutos de la segunda parte un nuevo ejercicio de fe de Giuliano desembocó en una falta lateral que, servida de forma espléndida por Bermejo, cabeceó imponente Jair. Un gol que fue novedad por partida doble en el Zaragoza, porque fue el primero de un defensa en esta temporada y también el primero de remate de cabeza.

El partido se le ponía de cara al equipo aragonés, pero la alegría dura siempre muy poco en la casa del pobre y al Zaragoza le alcanzó apenas diez minutos su ventaja: un desajuste entre Jair y Lluís López, sorprendente titular por delante de Francés, permitió a Gaspar fusilar a Ratón y devolver el empate al marcador.

Cuando el duelo agonizaba y el que mandaba era el Burgos, un contragolpe inesperado en el último minuto acabó en un autogol de Atienza que parecía definitivo y providencial para el Zaragoza, pero como el equipo aragonés no domina las dos áreas ni Ratón le gana un sólo punto acabó encajando un segundo gol en el descuento que le mantiene de lleno en la pelea por evitar el descenso. Lo demás es literatura.