El visitante molesto
Joaquín Caparrós acuñó la frase de que ir al Camp Nou era como ir al dentista y muchos técnicos la han utilizado para justificar de antemano sus partidos como visitantes ante equipos mucho más potentes. El Getafe sería otra cosa. Es esa visita que no se va ni a tiros y que si puede, en el último momento se lleva la cubertería a la que te descuides. Se planta en tu casa el Getafe y te hace la visita pesada, tediosa, inacabable y si no estás listo para solventarla rápido te dan las tantas y ellos siguen allí plantados esperando un descuido.
Eso fue lo que casi le pasó al Barcelona, que era consciente que tenía una faena de aliño para sumar el siete de siete en este arranque liguero con una jornada intersemanal contra un equipo incómodo como pocos. Flick alineó un centro del campo formado por Eric García, Casadó y Pablo Torre que nadie hubiera imaginado hace sólo un mes porque ninguno de los tres jugadores, cuando empezó la pretemporada tenía, no ya números para ser titular, es que no parecían ni tener sitio en el primer equipo y se les estaba buscando una cesión. Aún así, con un ejercicio de profesionalidad por parte de los valores seguros como Koundé (enorme inicio de campaña el suyo) de la efectividad de Lewandowski y el talento de Lamine, el Barça despachó al visitante molesto justo a tiempo.