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El viaje del Modric - Kroos a Bellingham

Inapelable. El exterior de la pierna derecha de Bellingham, uno de esos golpeos por los que Cruyff, Zidane o Modric podrían haber ganado en diversos momentos de la historia los derechos de autor, dejó en shock al Girona, que estos días había derrochado alegría de vivir presumiendo del primer liderato de su historia, pero para quien el Madrid fue demasiado. Jude se imaginó un balón al espacio por donde debía entrar Joselu, que no desaprovecha esos regalos; y el Girona, que había empezado arrebatador con dos ocasiones nítidas de Yangel y Tsygankov y se mantuvo fiel a su estilo refinado (algo naíf este sábado), no se levantó. Blind, que ya se había despistado en el 0-1, se comió el 0-2 de Tchouameni, y al Madrid le bastó con estar bien puesto para dejar que el partido avanzase y agarrar los puntos. Ancelotti, que la temporada pasada se había llevado cuatro de Montilivi, celebró con rabia el 0-3. El Madrid ha superado el trance de la derrota en el Metropolitano con dos victorias que, unidas al patinazo del Barça en Mallorca, le permiten viajar líder y tranquilo al bullicio de Nápoles; y con la certeza de que si gana el sábado a Osasuna se irá líder al parón.

Líder. Nadie le va a quitar a Míchel la captura que hizo en su móvil con esa clasificación histórica en la jornada siete, pero no fue el día del Girona, uno de los trece clubes que despliega, por cuatro continentes, el City Group (Manchester y New York City, Melbourne, Yokohama Marinos, Montevideo, Sichuan Jiuniu, Mumbay, Lommel, Troyes, Palermo, Bahia y Bolívar). Los nombres que estaban en boca de todos no funcionaron. A Savinho lo aburrieron un rato Carvajal y otro Camavinga; Tsygankov no mostró su talentosa zurda y al panzer Dovbyk lo ataron en corto Rüdiger y Nacho, teórica pareja suplente de centrales del Madrid que, vista la lesión de Militao y los despistes de Alaba en el Metropolitano, igual se prolonga en el tiempo. No con efectos inmediatos, porque Nacho estropeó su partido con una entrada extemporánea a Portu que emborronó su partido y fue el único lunar de un Madrid que anda en tiempos de mudanza. Del Modric-Kroos que ha ido transitando en la última década de un dinamismo extraordinario a la pausa de los maestros, pero que ya anda más gastado, ahora el ritmo lo marca Bellingham, un jugador que aparece mucho pero que necesita y quiere estar en contacto con el balón para estar metido en el partido. Nadie le puede negar los galones que se está ganando. El Madrid de estos días tiene otros volantes extraordinarios, pero ahora pasa por él.