El VAR es el hipo del fútbol
Las cosas del nuevo fútbol: en una misma noche el Madrid ganó un partido, al Elche, y empató otro, con el VAR. Casi me interesa el empate, porque sirve para comprender el extravío en que nos está metiendo la tecnolatría que abraza el fútbol. Nos aleja del espíritu del juego. En uno de los goles anulados, el plano mostraba a Benzema y a Palacios pisando la frontal del área. Estaban, objetivamente, en línea, pero el sexador de pollos descubrió en sus rayas un milímetro de más o de menos y anuló el precioso gol de Alaba, que había recibido la pared de Benzema. “Si hay que tirar rayas es que están en línea”, me tuiteó un cuñado. Le doy la razón.
También los otros lo fueron por los pelos. Estos fueras de juego por una uña o un flequillo son cosa que empieza a preocupar y hay quien aboga por tirar una raya más gruesa para evitar anulaciones tan ridículas. Conviene recordar que hace ya bastantes años, y como respuesta a tantos equipos que entrenaban la trampa del fuera de juego, se decidió que no eran necesarios dos defensores para estar habilitado, bastaba con uno y el otro en línea. Un intento de mitigar el efecto de ese truco del fuera de juego provocado, una malicia muy entrenada, una artimaña para sacar ventaja desleal del Reglamento. Bueno, aquella buena intención ha volado.
Aprovecho la ocasión porque, como a pesar de todo el Madrid ganó el partido por un resultado contundente, nadie lo tomará como una queja forofa. Pero cómo sería la cosa que cuando por fin Benzema consiguió un gol válido después de que le anularan dos hizo una especie de dedicatoria al VAR que Gil Manzano tuvo que admitir con una sonrisa comprensiva. En fin, esa fue la historia paralela de un partido en el que el Madrid derrochó preciosas combinaciones de ataque y su portero Lunin le negó el gol a un digno Elche con dos paradas de impresión. Un partido muy bonito estropeado por el VAR, que viene a ser algo así como el hipo del fútbol.