El vacilante camino al gol del Madrid
Que el Madrid debió ganar mucho antes al Union Berlin admite poca discusión, pero que sus méritos siguen muy lejos de lo que debe ofrecer tampoco. Se salvó otra vez sobre la bocina, gracias a un Bellingham tocado por los dioses, después de una primera parte en la que no sucedió nada y un segundo tiempo en el que se esmeró en llegar a un triunfo por la vía de la furia y no del juego. No es la mejor idea de cara al futuro, aunque en el presente le sirva como escapatoria. La ausencia de Vinicius ha restringido su imaginación hasta los huesos y depende en exceso de los centros laterales. Se ha quedado sin juego interior, con Bellingham más oscurecido entre líneas, y se ha valido de un pragmatismo, por momentos bien entendido, de buscar a Joselu en centros desde los costados. El delantero lo remata todo, con lo que eso significa. Pero lo que debería ser un recurso no puede ser el único camino al gol.
Contra el bloque de balonmano del Union Berlin, que mostró una desafección hacia la pelota realmente chirriante, se chocó el Madrid durante muchos minutos menos en breves pasajes de bravura y ambición. No se explica bien la posición tan alta de los laterales con el rombo, obligados a recibir tantas veces de espaldas que se ven limitados en sus llegadas. También se notó una excesiva lentitud en la circulación que solo se alteró con la imaginación de Modric y el buen tramo final de Valverde y Brahim. Rodrygo presentó una leve mejoría y coleccionó oportunidades, pero empieza a sentirse el temor de que su gafe goleador pueda convertirse en estructural. En esas circunstancias, el Madrid fue previsible, se redujo a la vía del bombardeo aéreo y los disparos de media distancia y coqueteó con un tropiezo que no debe permitirse en su competición. El socorro final de Bellingham, bendecido por un instinto demoledor en el área, le rescató del problema pero no de las dudas.
Aparición desde atrás
Modric cae a banda y Lucas Vázquez llega desde una posición retrasada para romper. Así nació una gran ocasión para Rodrygo. A los laterales les conviene aparecer en lugar de estar y en el Madrid sucede más veces lo contrario.