El triunfo del hombre humilde

Tenía claro que Javi Galán triunfaría con el Cholo desde el mismo día que llegó al Atlético. Hay jugadores que nacieron para trabajar con ciertos técnicos y el extremeño lo hizo para estar con Simeone. Si hay un entrenador capaz de sacarle lo mejor ese es el argentino. Galán es resiliencia. Galán es trabajo. Galán es humildad. Galán es esfuerzo. El camino de Galán a la élite ha sido largo, larguísimo, pero la raíz siempre encuentra el agua y un jugador como él tenía que terminar donde está. En lo más alto. Por su extraordinario nivel de compromiso. Y en el Atleti. En cuanto Simeone se detuvo de verdad a mirarle. “Si se trabaja y se cree, se puede”, que dice una de las frases de su Método. Esa es la que Galán representa como nadie.

Es uno de esos hombres por encima de los nombres. Un gregario. Porque Galán sabe lo que es pasar frío en el fútbol. En las duchas, los campos de barro y los sueldos de 25 euros, si se ganaba, claro. Cuando el Atleti levantó su primera Liga con Simeone, en la 2013-14, Galán estaba en Regional Preferente. Ese mismo Atleti que hoy es líder en parte por su sudor derramado. El del niño que jugaba en las pistas de su pueblo a tirar penaltis con su amigo Diego. Al que su padre llevó de la mano a su primer equipo con tan solo cuatro años. Un padre que llegó a verle debutar en Primera, con el Huesca, y que hoy estaría orgullosísimo de él. Aunque él ya supiera, por supuesto. Toda el agua bendita por venir. Era su raíz. En la vida y el fútbol.

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