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El Tour está que arde

El Tour de Francia ha cubierto su primer tercio, considerado así aunque matemáticamente está más cerca del ecuador, con la emoción en su pico máximo. Las expectativas de las vísperas, que anunciaban un vibrante duelo entre Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, la gran revancha, no sólo se han cumplido, sino que han superado las previsiones. Llegados a la primera jornada de descanso, y después de nueve días de competición, tres de ellos en alta montaña, Vingegaard aventaja a Pogacar en la general en ‘un puñado de segundos’, como titulaba L’Équipe en su portada de ayer. En concreto, 17 segundos. La pelea, además, ha tenido alternancia. El esloveno ha golpeado más veces, pero el danés ha golpeado más fuerte. Después de un comienzo revoltoso de Pogi en las etapas del País Vasco, el líder del Jumbo tumbó a su rival en el primer puerto de relevancia, en el Marie Blanque, donde le metió 1:04 minutos. Las debilidades mostradas por Pogacar hicieron temer que el Tour 2023 podía quedar sentenciado en los prematuros Pirineos. Y así lo intentó Vingegaard, con toda la artillería de su equipo, pero cuando se esperaba la puntilla al enemigo herido, el jefe del UAE sacó la casta para devolver en Cauterets la afrenta del día anterior. Una situación parecida a la que sucedió el domingo en el regreso estelar del Puy de Dôme.

Con estos precedentes en el mapa, todo queda por decidir. Si hubiera que apostar, seguramente el pronóstico sonríe más a Pogacar, por dos razones. Una, porque es el último que ha golpeado. Y dos, más relevante, porque se supone, aunque solo es una teoría, que llegaba más corto de preparación a la Grande Boucle por la recuperación de su lesión y la falta de calendario previo. La lógica aventura que Tadej irá a más, todo lo contrario que Jonas. Pero nadie puede dar por derrotado a Vingegaard. Por algo es el actual maillot amarillo y el vigente campeón. El Tour está que arde.