El Tirol en vez del Trofeo Bernabéu
Primero fueron excusas: falta de rival, presión del calendario por las Supercopas… Luego el silencio. El caso es que el Trofeo Bernabéu ya no se disputa desde 2018. Lo pensé viendo el Gamper, que el Barça sigue sacando adelante, contra viento y marea, incluso sin estadio, como ha sido el caso. Pero en el club los sucesivos presidentes han sentido que era de justicia seguir honrando la memoria del fundador del club y lo han tenido entre sus prioridades. La afición lo agradece y lo disfruta, como primera cita tras el verano y presentación de las novedades.
A Florentino no parece preocuparle tanto enaltecer la memoria de Bernabéu, el hombre que construyó el gran Real Madrid que él disfrutó en su adolescencia y juventud. Desde luego que lo admira, porque va siguiendo sus huellas, hace lo que él hizo y con eso le devuelve al club el brillo que tuvo. Pero me parece mezquino, fruto de algún recoveco de celos retrospectivos, que haya eliminado con frialdad y sin explicaciones el trofeo que le honraba, creado por su sucesor, Luis de Carlos, con un formato casi de semifinales y final de Copa de Europa, alegrado con la presencia de los equipos juveniles.
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Aquello estuvo a la altura del personaje. Resultó demasiado caro y se fue simplificando, pero hasta ahora todos lo mantuvieron. Florentino creó ese ‘Corazón Classic Match’ de veteranos condottieros europeos, que bien podría haber consagrado a la memoria del patriarca, pero no lo hizo. Y hoy tendremos al Madrid jugando en Innsbruck un bolo extravagante, a las 48 horas de haberse jugado el Gamper. Un club es sobre todo un depósito de memoria colectiva, y Bernabéu ha sido, con diferencia, lo mejor que le ha pasado al Madrid en su historia. Pero hoy el Madrid juega un bolo en Innsbruck.
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