El Shakhtar llega invicto pese a su transformación
Un arranque soberbio pese a las consecuencias de la guerra. Al disponer de una plantilla repleta de talento extranjero, el Shakhtar fue el equipo ucraniano más perjudicado por el conflicto bélico que está sufriendo su país. Ya no sólo porque se marcharon casi todos los cracks foráneos -se quedó únicamente el burkinés Lassina Traoré-, sino porque además muchos de ellos salieron por precios que estaban muy por debajo de su valor de mercado. Se fueron los Marcos Antonio, Teté, Dodó, Solomon, Marlon, Pedrinho, David Neres y Fernando y el equipo perdió indudablemente mucho potencial. Se esperaba que la temporada fuese dura, ya que además el gran rival por el título nacional, el Dinamo de Kiev, no había quedado ni mucho menos tan debilitado al contar fundamentalmente con jugadores nacionales. Y sin embargo, llegados a principios de octubre, el Shakhtar aún no ha perdido: en Liga suma cuatro victorias y un empate, y en Champions cuatro puntos sobre seis posibles tras la sorprendente goleada en Leipzig (1-4) y el empate como local ante el Celtic (1-1). Un escenario que está muy por encima de las expectativas.
Jovicevic, una apuesta del mercado local. La guerra no sólo obligó al Shakhtar a desprenderse de jugadores talentosos: también el entrenador, el prestigioso italiano Roberto De Zerbi, rescindió su contrato. Para sustituirle, el club se fijó en el buen rendimiento que el croata Igor Jovicevic le había sacado al Dnipro-1, que estaba situado en la tercera posición de la tabla cuando el conflicto obligó a suspender la Liga. El técnico balcánico, que a principios de los noventa había jugado en el Castilla, ya había hecho un muy buen trabajo dirigiendo en las categorías inferiores del Dinamo de Zagreb.
Mudryk, la bandera de la nueva generación. Así que el Shakhtar ha tenido que reinventarse manteniendo a los jugadores nacionales más importantes -aquí destaca el experimentado Taras Stepanenko, un mediocentro de mucho oficio y talento posicional que lleva desde 2010 en el club-, firmando ucranianos de la propia Liga o del exterior -como Zubkov y Petryak, que han regresado al país desde la Liga húngara- o promocionando a jóvenes valores que ya estaban en la disciplina de la entidad pero que tenían más difícil disfrutar de minutos debido a la gran competencia de los extranjeros. El que ha dado el mayor paso adelante ha sido Mykhaylo Mudryk, un extremo habilidoso, vertical y de excelente nivel técnico. Aunque con De Zerbi ya había gozado de buenas oportunidades el curso pasado, ha sido ahora cuando se ha echado el equipo a la espalda. Llegará al Bernabéu habiendo marcado dos goles en la Champions -uno en cada partido- y con la intención de aprovechar el foco mediático para seguir atrayendo el interés de grandes clubes europeos. Aunque es fundamentalmente diestro y juega a pie cambiado, también es capaz de finalizar con la zurda con naturalidad y contundencia.
Tres campeones del mundo Sub-20. En el once más probable, que se estructuraría en un 4-3-3 si mantiene el esquema de los anteriores partidos de Champions, estarían tres miembros de la selección que ganó el Mundial sub-20 en 2019: el central Bondar, el lateral Konoplya y el delantero Sikan, que viene de marcar un hat-trick en liga contra el Metalist Kharkiv. Lunin también formaba parte de aquel equipo.