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Le han dicho: “Hasta aquí”. Rubiales dimite ahora y ¿por qué? No lo sabemos, pero después del “No voy a dimitir” de hace 18 días, quedaba clara su postura. Se explicó muy bien. Han ocurrido muchas cosas desde entonces, muchas presiones, muchos amigotes que ya no lo son, no sabemos qué ha pasado o qué no para que tome esta decisión. Incluso con la suspensión de la FIFA seguía a lo suyo. Eso sí, cada vez más solo, con Rocha haciendo de Infantino (la exmano derecha de Blatter). Queda claro que con el pulgar hacia abajo no puedes continuar.

Parece que peor no se puede hacer. Después de una, otra. Lo de Rubiales no se podía sostener. Lo de cambiar una ley y no desarrollar el código sancionador es increíble. Lo de elegir a Montse Tomé como máxima responsable de la Absoluta cuando las jugadoras te han dicho que quieren cambios profundos y estructurales, no tiene ningún sentido. Lo de los jugadores de la Selección leyendo algo que no sentían daba pena. Lo de no preocuparte de enviar la solicitud a los clubes para que te cedan a sus jugadoras 15 días antes, como dice la normativa FIFA, para jugar la Nations League que otorga dos plazas para los Juegos Olímpicos, es inexplicable. Lo de hacer una huelga en la primera jornada de Liga F en el país donde las jugadoras han sido campeonas del mundo es muy triste. Y lo peor: perder la oportunidad de celebrar nuestro primer Mundial como nos merecemos, algo que nunca podremos volver a vivir. ¿Qué será lo siguiente? ¿Qué las jugadoras, después de la reunión con la Federación, no acudan a la llamada de la Selección porque siguen sin escucharlas y nos quedemos sin participar en los Juegos Olímpicos de París 2024? No creo. O al menos, eso espero.

Rubiales dimite y como cantaba María Jiménez: “Se acabó”. Vamos a ver qué supone esta dimisión. Si de verdad se acabaron las faltas de respeto, el no tomarlas en serio y el no dejarlas rendir al máximo o simplemente es un “muevo las piezas para que se calmen”, pero todo sigue igual. Habrá que esperar para saber si se acaba Rubiales o sólo con su etapa porque el pulgar hacia abajo en la época del Imperio Romano no significaba la muerte, sino que era un gesto de clemencia. Significaba “envainar la espada”. Es decir, la vida. Así que Alea iacta est.