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El problema con el VAR es el VAR

“No ha habido mano de Asensio, se lo han inventado”, dijo Ancelotti, dejando un elefante sobre la mesa. ¿Qué hacer con ello? Cuando todo dependía del ojo fugaz de un árbitro, era más llevadero: quizá no lo haya visto, quizá lo haya visto mal. Pero cuando tras esa visión fugaz hay la revisión de un agudo sexador de pollos auxiliado por asesores resulta difícil resignarse. Si además cada verano se corrigen los criterios por los que una mano es mano o deja de serlo, peor aún. El año pasado, la mano que venía de rebote no era mano; este año sí lo es… si la mano está ‘en posición antinatural’. Y como tal se define estar por encima del hombro.

Ancelotti se excede y con su exabrupto se expone a una suspensión o bien expone al sistema al bochorno de dejárselo pasar en agravio comparativo con sanciones recientes por quejas parecidas, incluso no tan graves. Y usted y yo, ¿con qué nos quedamos? Al final del partido el árbitro, Melero López, explicaba a Asensio, frente a Carvajal, Courtois y Michel, que se fue al ver que con él no iba, el cómo y el porqué de aquel penalti, reclamado desde el VAR. Les convenció a medias, según pudimos comprobar en las declaraciones posteriores. En muchos subsiste la duda de si el balón fue del pecho a la mano de Asensio, o si ni siquiera pasó eso.

En todo caso echo en falta que los árbitros hagan una didáctica permanente. Asensio, Carvajal y Courtois escucharon educadamente a Melero. No sería malo que la misma explicación la hubiera hecho ante la prensa, a ser posible en dueto con el sexador de pollos de turno, en este caso Iglesias Villanueva. Que uno a cuerpo limpio y el otro desde la sala brumosa contaran en estos casos qué han visto y qué no, qué pasó y qué no, de cuándo data la última interpretación y cuándo y cómo se les contó a los jugadores. Eso sería lo atrevido, lo práctico y lo positivo. Lo contrario es tener sobre la mesa el elefante de la declaración de Ancelotti.