El oro olímpico del “saltador natural”
El triple salto es una especie de obra de arte. Se necesitan varios factores para el éxito: velocidad, equilibrio, fuerza e incluso un manejo de la estética. Todos los reúne Jordan Díaz, el medallista de oro olímpico. En la lluviosa tarde de París sacó la magia que tiene en su primer salto. 17,86, un muro para sus rivales que en ningún momento fueron capaces de derribarlo. Ni siquiera el desafiante Pedro Pablo Pichardo.
Su brinco ganador tuvo un equilibrio perfecto. 6,44 el despegue (hop), 5,09 hizo en el paso (step) y 6,09 en el salto (jump). Un manejo de las tres fases maravilloso, gestionado a partir de los 38 kilómetros por hora con los que entró a tabla. No es el más rápido (Pichardo cogió 39,5 o Andy Díaz, 38,6), pero es el que más despega con sus tobillos mágicos, su gran valor diferencial. Los que les impulsan hacia adelante como nadie, los que aguantan impactos durísimos contra el suelo.
El cuadro de Jordan Díaz con la medalla de oro en el pecho ha tardado en pintarse varios años. El pincel lo comenzó a manejar Iván Pedroso, el gran maestro de los saltos con base en Guadalajara. Era 2021, y Jordan tomó una de las decisiones de su vida: dejar a su familia en casa y apostarlo todo para ser el mejor triplista del planeta. “Es duro, pero es una metáfora de la vida”, dice el saltador.
Una espera bien aprovechada
Pedroso le dijo que lo trataría como a un niño. Empezar de cero. Su talento era brutal. “Es un saltador natural”, explica Pedroso, que comenzó a trabajar con Jordan todas las facetas. La fuerza, el equilibrio, la prevención de lesiones... y una más importante, la mente. Jordan absorbió todo como una esponja y mejoraba sin prisa. No había ninguna, porque su marcha de Cuba conllevaba un período de tres años sin competir con España, que terminó este junio... Una espera bien aprovechada, en la que se ha convertido en un saltador mágico, que desafía incluso el récord mundial de Jonathan Edwards. 18,29 hizo el británico, hasta 18,18 ha volado ya Jordan.
Tiene Jordan Díaz 23 años y un camino precioso por recorrer en una disciplina en la que hay lesiones, pero que también tiene deportistas muy longevos. De momento, Jordan disfrutará del oro olímpico con sus amigos. Es un chico muy querido por Fátima Diame, Dani Arce, Héctor Santos, Ana Peleteiro, Yulimar Rojas... Su gente. Con ellos comparte día a día una persona amable, con su flow personal, que siempre tiene buenas palabras y una sonrisa como la que mostró al ganar el oro olímpico. Natural, como su forma de saltar.
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