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El mejor escenario para aprender

Nunca antes esperé con tantas ganas el debut de España en una Eurocopa femenina. Nunca antes seguí los partidos de preparación con tanta atención, tratando de averiguar cómo suplir una baja como la de Jenni Hermoso (única por su jugar de espaldas y ese pisar el balón), de adivinar por dónde irán los tiros cuando el fuego ya sea real. El de esta tarde lo es, ante una cenicienta fake, Finlandia, fruto de esa escuela nórdica que ha sido locomotora para que el fútbol femenino llegara donde ha llegado. Por ejemplo, a esta Euro en la que España parte como una de las grandes favoritas y con la que esperamos curarnos cierta miopía.

Alguna es general, como la de incluir a Alexia Putellas en todos los titulares de prensa; es buena, mucho más que eso, es la mejor jugadora del mundo, pero en el Barça y en la Selección hay muchos otros talentos como para que el menú resulte más variado. La otra miopía es propia, entono el mea culpa: a la hora de elogiar a Aitana, mi ojito derecho, añado siempre la coletilla de que “es el Xavi de nuestra Roja”. Como si no hubiera un referente en el fútbol femenino para ensalzar la clase de la catalana. Simple ignorancia, queda mucho por aprender. Por eso me planteo esta Eurocopa como mi particular EvAU.