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El mejor derbi del mundo

Ayer vimos el mejor derbi del mundo. El más especial. El único que se vive como una verdadera fiesta y no como una batalla fratricida que apesta a cainismo. River-Boca, Lazio-Roma, Oviedo-Sporting, Raja-Wydad son partidos de alto voltaje, pero destilan odio. El odio es fácil, el amor es difícil. Construir es mucho más complicado que destruir.

El Athletic de Bilbao-Real Sociedad tienen un aura única, porque como apunta mi amigo Igor Cubillo, león de la crítica gastronómica y autor del fabuloso blog Lo que Coma don Manuel, es porque ambos equipos son conscientes de que son especiales. El caso del Athletic de Bilbao es único en el mundo. Mantiene una política tan particular, que se pone en franca desventaja frente a todos los demás clubes y, sin embargo, fue capaz, en Copa del Rey, de arrinconar al Barcelona de Xavi El lágrima. Una lucha completamente desigual: un club de cantera contra las palancas, los fichajes imposibles y el trato más privilegiado del arbitraje español. La diferencia de recursos es tan grande, que el Athletic debería comenzar cada temporada con varios puntos más. La Real Sociedad no es un caso idéntico, pero es de espíritu similar. Tiene un inmenso deseo de hacer las cosas con inteligencia y posee un enorme sentido de la comunidad.

No es que la relación entre ambos clubes haya sido siempre idílica, en especial, tras algunos fichajes como el de Iñigo Martínez, que al fin y al cabo es vizcaíno. Para mí el problema es que Illarramendi se largue al Madrid o Bakero al Barcelona porque es una fuga hacia clubes que pueden destrozar proyectos a base de talonario. Pero, que Etxebarria, Loren o Iñigo hayan pasado de San Sebastián a Bilbao, en el fondo, supone trabajar para un vecino que está en el mismo lado de la trinchera. No hay nada peor que la rivalidad entre familias y diferenciar a un rival de un enemigo. Por eso, este derbi es el mejor del mundo, porque en vez de usar el puñal, emplean el abrazo. Y el amor sólo es para seres superiores. Los de verdad.