‘El Matador’, determinación, osadía y valor

‘Determinación’, para la Real Academia Española de la Lengua, es también ‘osadía’ y ‘valor’. Palabras que definen, que le vienen como anillo al dedo, a Ilia Topuria. Tiene la determinación de los locos cuerdos que sueñan con algo y no paran hasta ver cómo se materializa. La osadía de un chaval que llegó a Alicante con todo en contra para progresar, hijo de emigrantes georgianos que vinieron a España a buscar un futuro mejor después de la invasión rusa, y fue escalando peldaños trabajando en la playa colocando hamacas, de cajero en una tienda de ropa o en labores de seguridad sin abandonar el gimnasio, donde sabía que en realidad estaba la llave para abrir la puerta del cielo. Y, por supuesto, tiene el valor para encerrarse en una jaula a partirse la cara (literalmente) con cualquiera. Con violencia, sí, porque es intrínseca a las Artes Marciales Mixtas, pero también con una preparación marcial y científica, y el dominio de boxeo, jiu-jitsu, lucha, judo o patadas que llegan del kárate o el taekwondo.

Su vida es de película, y por eso ya la tiene, El Matador. Ha logrado colocar a la UFC en el ranking de deportes más seguidos en este país. Casi desde la nada. Ha hecho levantarse de madrugada a miles de personas para ver en directo su KO a Volkanovski. También a alternar pantalla con un Real Madrid-Barça mientras se la jugaba con Holloway. Eso no lo consigue cualquiera. Y lo ha hecho él. El hombre que en 2025 hará que la UFC aterrice en España. Lo que dice, lo cumple.

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