El Madrid tiene motivos para preocuparse
El Barça saca 22 días de trabajo, un mes de vacaciones y tres partidos de ventaja al equipo de Xabi.
Afirmaba Gavi hace unos días en una entrevista a este diario que le parecía lógico que el Real Madrid estuviera preocupado por el Barça. Y lo decía por los cuatro partidos que les ganaron la temporada pasada, no por lo que está por venir, que vaya usted a saber lo que sucederá, pero atendiendo únicamente a la lógica a la que se refería el sevillano: efectivamente, el Madrid tiene motivos de sobra para el desasosiego.
Para empezar, porque el equipo azulgrana le saca ahora mismo al de Xabi Alonso 22 días de trabajo en la pretemporada después de más de un mes de vacaciones, ha podido entrenarse con toda la plantilla excepto con el lesionado Ter Stegen que ya no contaba para Flick, ha disputado tres partidos con un balance de 15 goles a favor y cuatro en contra y, sobre todo, porque Lamine Yamal ha vuelto en plan estrellaza. Tan cierto es que el rival de ayer, el Daegu, es el último de la liga coreana como que el de Rocafonda ha demostrado durante la gira que es el rey del mambo ya no sólo por su incontestable calidad y repertorio de regates, carreras y asistencias, sino porque se le ve con hambre. Está explosivo, intenso, juguetón y se le adivina hasta un punto de rabia. Un aquí estoy yo y quiero que lo sepa todo el mundo.
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Encima, además de los refuerzos de Joan García y Marcus Rashford —que acabarán siendo inscritos de una u otra manera porque este cuento ya nos lo tenemos bien aprendido— han aparecido, cómo no, nuevas perlas en la inagotable cantera culé como el adolescente de 17 años Dro. Vamos, que el Barça tiene toda la pinta de que empezará la temporada como un tiro, mientras que el Real Madrid tiene solo 15 días para ponerse a punto antes de su debut liguero frente a Osasuna y después de un Mundial de Clubes en el que, aparte de llenarse los bolsillos, todos los niños pudieron ver gratis —el deseo mayúsculo de Florentino Pérez— cómo el PSG les arrollaba casi sin romper a sudar. Lo raro, en fin, sería no inquietarse.
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