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El Madrid no necesitó de Vinicius

Excelente estreno del Madrid en LaLiga 23-24, con un 0-2 en La Catedral, donde dejó sello de solvencia. Curiosamente, esta vez no dependió de Vinicius, que jugó mal. Quizá después de todo vaya a ser él quien más eche en falta a Benzema, o bien fue simplemente una mala noche. Parecía tener jabón en vez de tacos bajo las suelas, se resbalaba en los cambios de dirección. A cambio funcionó el resto, empezando por Bellingham en esa posición que le ha buscado Ancelotti, con tres medios por detrás y dos delanteros por delante. Limpia la jugada cada vez que recibe, tiene una técnica exquisita y luce excelente visión. Se va a hacer el amo.

Ancelotti, consciente de que en San Mamés le esperaba un partido de disputa, sacó a sus tres medios de músculo, Valverde, Tchouameni y Camavinga, dejando a sus viejos estrategas para los últimos minutos. Funcionó. El Athletic salió fogoso, un poco excitado por un San Mamés que tenía fresco el recuerdo de la lesión que Carvajal le provocó a Yuri, situación que Muniain trató de explotar con un par de valentonadas que Gil Manzano amansó con una amarilla rápida. En todo caso, en ese forcejeo de la disputa el Madrid ganó pronto y llevó el partido cerca del área local, donde lo resolvió rápido con una mezcla de oportunismo, regalos y suerte.

El primero lo marcó Rodrygo, en su papel de ratón de armario y en complicidad con Lekue; el segundo, Bellingham, con un remate que no existe, pifiado pero letal. Tras el descanso, el Madrid se recostó en busca de espacios para Vinicius, pero no le funcionó, como tampoco al Athletic su ofensiva. Lunin sólo tuvo un trabajo residual que resolvió bien. Como nota mala para el Madrid, una lesión fortuita de rodilla sufrida por Militao, que habrá que valorar. Y no quiero olvidarme de la presentación de Fran García, un torito de la banda que domina su zona, lo mismo para cerrar atrás que para contribuir al ataque. Me parece que ha venido para quedarse.