El Madrid gana los puntos, pero pierde la imagen
Arrinconada la polémica, vista por todo el mundo, queda el análisis del juego. Y ahí el Madrid, por más que disfrute ahora de los puntos, tiene motivos para la preocupación. Cierto pecado de suficiencia le colocó en una posición incomodísima ante el Almería, un colista que de mediocampo para arriba no lo es, y se libró por bemoles y no por fútbol. Ancelotti se equivocó en la alineación, pero en el descanso rectificó. Fran García, Brahim y Joselu, cada uno en lo suyo, fueron decisivos ante el 1-5-4-1 de Garitano que tanto llevó a la duda al Madrid. En ese contexto, un delantero centro como el internacional español es más que necesario y Ancelotti recurrió a él con todo perdido para ocupar el área y recoger la verticalidad obligada que precisaba el Madrid. Con la fe de Carvajal, la influencia total de Bellingham y la agitación de Vinicius, el Madrid se valió para dar la vuelta a un partido negro que desmonta la tesis de que es oro todo lo que reluce.
Porque el equipo de Ancelotti padece problemas defensivos, no solo en la portería. Nacho no es un central titular, Tchouameni directamente se evade como mediocentro posicional y los laterales son castigados por su amplitud ofensiva. Garitano entendió estas debilidades y las atacó con Arribas y Ramazani, desnudando en cada transición el errático repliegue blanco. Al Madrid le caía mejor la pareja Valverde-Kroos porque ordenaba al equipo con balón y podía presumir de la capacidad de corrección infinita del uruguayo. Pero Ancelotti se ha empeñado en conceder un sitio a Tchouameni que no se ha ganado. Como tampoco el Madrid se mereció los tres puntos ante el Almería, que los tiene ahora. No así su imagen.
¿Mediocentro posicional?
La cadena de fallos que resultó el primer gol empezó por Nacho y acabó con Kepa, pero lo de Tchouameni también tuvo su miga. Se apartó y abrió la puerta del pase a Robertone por no cerrarse.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.