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El Madrid corre el riesgo de romperse

Muriqi, el futbolista que casi todos querrían en su equipo, apretó las tuercas al Madrid y le demostró que no es oro todo lo que reluce. Bueno para la Liga, incluso puede que también sea bueno para los blancos. El Madrid se deja dos puntos en su visita al Mallorca, nada irreparable cuando el campeonato acaba de arrancar, pero peores fueron las sensaciones que transmitió. Ahora está en su tejado aprender la lección o darla por sabida. Esta segunda opción sería una grave equivocación, porque ya tiene un precedente serio en el que fijarse. Del verbalizado equilibrio de Ancelotti no hubo huella alguna. El Mallorca desnudó al Madrid en demasiadas ocasiones, algo que va a entrar en la ecuación de forma corriente si Ancelotti no logra ajustar el bloque. Así sucedió en Son Moix, donde el 1-4-4-2 supuesto en fase defensiva degeneró en un 1-4-2-4, a veces ni eso, que le hizo desangrarse. De poco vale acumular el infinito talento que tiene el Madrid si el compromiso se pierde por el camino.

De los cuatro tenores, solo Bellingham tuvo cierta continuidad en el trabajo defensivo, tampoco sin excesos, aunque la banda izquierda supuso siempre una vía de acceso sencilla para el Mallorca. Primero Maffeo, luego Asano, aprovecharon la flojera en el repliegue del Madrid por ese lado. Tampoco le fue mejor en el costado derecho. Arrasate sabía que por ahí iba a poder transitar su equipo y explotó una y otra vez de los desarreglos blancos. Tchouameni y Valverde no pudieron llegar a todos los lados; Modric, cuando salió, todavía menos. Y Muriqi, jugador de culto por su despliegue, capacidad de batalla y criterio en la asociación, trajo por la calle de la amargura a Militao y Rüdiger para activar los contragolpes bermellones. El Madrid se enredó en su desbarajuste defensivo. Poco importó el buen hacer de Rodrygo arriba, de largo el mejor de la terna ofensiva. Si no se suda, no se juega bien. Y al Madrid le amenaza el riesgo de romperse y quedar expuesto. Si lo mira por el lado bueno, no le vendrá nada mal el aviso que supone el bajonazo inicial en su defensa del trono liguero.

Corregir sobre el abismo

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Fueron muchas las situaciones donde Valverde, Tchouameni o los centrales, como en esta ocasión Militao, tuvieron que salir de zona para intentar tapar agujeros. Cuando ocurre casi por defecto, es que algo no funciona a nivel colectivo.

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