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El luto en el Madrid dura 24 horas

Llegó el Madrid a Balaídos vestido de negro, como de luto por una pérdida familiar, que no otra cosa ha sido la salida de Casemiro. Un disgusto, por más que se pueda explicar perfectamente el asunto como un gran beneficio económico para el jugador y para el Madrid; o precisamente por eso, por la evidencia de que el dinero puede romper en pocas horas un vínculo creado a lo largo de tantos años como en aquella película, ‘Una proposición indecente’, creo que se titulaba. A Casemiro se le sentía como carne y sangre del madridismo, molestó su decisión, molestó más aún que el Madrid prefiriera el dinero que le dan por él a retenerle.

A su ausencia se sumó la de Kroos, con gripe, de modo que Modric se vio acompañado por Tchouameni y Camavinga y el comienzo fue malo. El Madrid no podía salir, el Celta le apretaba, se apreciaba desconcierto. Sin embargo, marcó primero gracias a una escapada de Vinicius que acabó en córner del que llegó un penalti de los de Nuevo Testamento, transformado por Benzema. Nada grave para el Celta, porque al poco hubo penalti en la otra área, este por mano de Militao que ya se hubiera sancionado por el Viejo Testamento. Lo grave para el Celta fue que Modric tomó el asunto de su mano, rompió a jugar a partir de la media hora y tras él fueron todos.

Arriba Benzema repitió el partido gris de Almería, pero Vinicius sigue montando continuos desequilibrios. Tchouameni y Camavinga fueron a más, el Celta no es bueno frenando transiciones y el Madrid acabó goleando. Y aún pudo marcar el quinto en un penalti que Benzema le cedió a Hazard y este falló. Bello gesto de Benzema, que quizá este año dispute el pichichi a Lewandowski pero pensó antes en estimular a un compañero que en eso. Como lo de Neymar y Mbappé, pero al revés. Hay equipos y equipos, y el Madrid es el más especial de todos. En el Madrid, como dijo un día Valdano en este periódico, el luto dura 24 horas.