El Giro 2024 acaba en el Tour

El Giro de Italia arranca este fin de semana con la sensación de que el balance no habrá que hacerlo el 26 de mayo en Roma, sino el 21 de julio en Niza. Porque este Giro 2024 no lanza un reto único, aunque correr una gran vuelta siempre lo sea, sino un desafío de una dimensión superior que se proyecta hasta el final del Tour de Francia. Será entonces cuando sepamos si Tadej Pogacar, el ciclista más completo del momento, ha sido capaz de redondear el doblete Giro-Tour, que nadie ha conseguido desde Marco Pantani en 1998. Ha pasado demasiado tiempo. Para empezar, Pogacar correrá con la etiqueta de gran favorito, casi único. No se contempla otro resultado que no sea una victoria del esloveno. Hay una lista de alternativas, por supuesto, pero ninguna a su altura, salvo sorpresa mayúscula o desgracia en carrera. Thomas, O’Connor, Arensman, Uijdebroeks, Bardet, Caruso, Martínez… Todos están en otra liga. Tadej arrastrará esa penitencia: si gana, será lo normal; si pierde, será un fracaso. Son las consecuencias de haber nacido extraterrestre, que sólo puedes competir contra ciclistas de otros planetas. Y ninguno ha venido aquí. Esos otros rivales se los encontrará en el Tour, y ya veremos en qué condiciones tras la limpia de las caídas de la Itzulia, en especial en el caso de Jonas Vingegaard. Pero esa será otra película.

El desafío de Pogacar, y hay que agradecerle el intento, es el doblete. Sólo entonces se podrán extraer conclusiones y poner notas de la temporada. Si algún año es posible, es en este 2024. La separación entre el final del Giro y el inicio del Tour es más amplia que otras veces, casi de cinco semanas. El recorrido también es más suave que en otras ocasiones. Su acercamiento a Italia tampoco le ha castigado: diez días de carreras. La planificación está hecha para que llegue con buenas piernas a Francia. Antes, eso sí, tendrá que ganar el Giro. Cosa que casi nadie dudamos.