El futbolista casi perfecto

Hay dos momentos en la carrera de un futbolista en un club que lo dicen todo de su personalidad: cuando llega y cuando se va. Raphaël Varane llegó bien al Madrid y se fue bien del Madrid. Recuerdo como si fuera ayer lo que me contó José Mourinho pocas semanas después de que mi doblemente compatriota (es francés y del norte como yo) haya integrado la plantilla madridista. Me confesó el Special One: “lo que más me ha gustado de Varane cuando vino a conocerme es que en ningún momento, ni él ni su padre que le acompañaba, me hablaron dinero y de minutos de juego que tenía que darle. Sólo estaban interesados en su integración y en su progresión como futbolista”. Esta humildad y esa naturalidad fueron protagonistas también en el momento de despedirse del club con el que tantos trofeos conquistó.

Fue a ver a Florentino Pérez y le explicó con cariño el porqué de su deseo de cambiar de aires. Se dieron un abrazo y se hizo luego un sentido homenaje en el Santiago Bernabéu. Varane fue consciente en cada minuto de su vida madridista de que era un honor y una alegría llevar esta camiseta y se portó como tal. Y entre su entrada y su salida nunca intentó inventarse ofertas millonarias para pedir más dinero cada seis meses. Varane ha sido el futbolista (casi) perfecto. Disfruta de tu nueva vida querido Rafa.

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