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El eterno Kiko lo volvió a hacer

Ha sido uno de los éxitos del fin de semana, aunque no haya tenido la repercusión de otros. Es el sino del boxeo español, cuyos campeones ya no cuentan con el reconocimiento de antaño. Sí dentro de su deporte, que goza de una afición fiel, pero sin llegar a calar socialmente como ocurría con aquellos ídolos de los años 60 y 70. Kiko Martínez noqueó el sábado a Jordan Gill para conquistar el Europeo pluma. Nada nuevo en la carrera del púgil de Torrellano, que ya había sido campeón continental. Y también mundial. El mérito es que volvió a triunfar en el extranjero. Otra vez. La Sensación se coronó en Londres. Igual que lo hizo en 2007 en Dublín, cuando aplastó a Bernard Dunne para coronarse en el Europeo supergallo. O ante Arsen Martirosyan, por dos veces, en Dublín y en Lyon. O cuando logró su primer cinturón mundial en Atlantic City, un templo del boxeo, tras batir al Momo Romero, en 2013. O cuando lo defendió en Osaka ante Hozumi Hasegawa, en 2014…

Eran los tiempos en los que Kiko se comía el mundo, aunque para ello tuvo que salir muchas veces de España, demasiadas, porque aquí no hay veladas a su altura, y porque al cruzar la frontera se siente más valorado, se ha ganado un buen cartel y, en consecuencia, se embolsa más dinero. Martínez ha disputado fuera 22 de sus 57 combates, pero eso también tiene sus riesgos, porque allá sufrió sus 11 derrotas. Hubo una época en la que parecía haber iniciado el declive, con una batalla perdida tras otra. Hasta que resurgió en 2021, en Sheffield, cuando tumbó a Kid Galahad para volver a ser campeón mundial. Entonces tomó una determinación: “Un par de peleas más y me retiro”. Pero en la primera cayó ante Josh Warrington, en un combate muy sucio. Kiko no quiso irse así del boxeo. Por eso se volvió a encerrar en un ring. Y lo hizo de nuevo: otra vez campeón, otra vez por KO… otra vez en el extranjero.