El espíritu del Matagigantes sigue vivo
Aquel domingo 30 de octubre de 1977, a las 11:45 horas, Vallecas bullía. La afición no quería perderse la cita contra el Real Madrid de los míticos Pirri, Camacho, Juanito y Santillana y ver si los suyos podían repetir la machada realizada contra el Sevilla (4-1). Héctor Núñez alineó a Alcázar; Anero, Tanco, Uceda, Nieto; Fermín, Francisco, Landáburu, Rial; Salazar y Alvarito y el Rayo, aquel novato en Primera, acrecentó su leyenda de Matagigantes. Un apodo que se acuñó en la tierra y llegó hasta el cielo. Gracias al monaguillo de la parroquia de San Ramón Nonato, que con un oído en el partido y otro en la homilía, le chivó al cura la victoria de los franjirrojos (3-2, con goles de Francisco, Tanco y Landáburu) contra el equipo blanco que, a la postre, terminó ganando la Liga. Sucumbió a la tentación y lo anunció en plena misa, a lo que sus feligreses respondieron con un aplauso y sus superiores con una llamadita al orden. Lo importante es que Vallecas nunca pierde la fe.
Aquella fue su primera vez, pero no la única. El Rayo repitió triunfo en Vallecas en las temporadas 1992-93 (2-0), 1996-97 (1-0), 2018-19 (1-0) y 2022-23 (3-2) y confía en seguir sumando milagros. Álvaro García y Trejo participaron en las dos últimas gestas, marcando, además, en el 3-2. Idéntico resultado de aquel Matagigantes. Ese espíritu sigue vivo y la ilusión de la grada, intacta, por más que pasen los años e incluso los siglos. Hoy, como ayer, cualquier cosa es posible. Es cuestión de creer...
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