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El derbi madrileño lo ganó el Barça

Empate con goles charrúas, el atlético del veterano Giménez, el madridista del novel Álvaro Rodríguez, que llama a la puerta con energía. El ganador fue el Barça, que encuentra cada vez más expedito el camino hacia el título. Y el derrotado es el sistema arbitral, porque Gil Manzano, en su obsesión de embridar el partido desde el principio con tarjetas rápidas, cogió tanto impulso que expulsó de forma más que exagerada a Correa por sacudirse con un codazo a Rüdiger, que le estaba agarrando cuando esperaba un saque de banda. Eso, a pocos días de lo de Ceballos. Lo peor que le puede pasar a alguien con manía persecutoria es que le persigan.

¿Y el VAR? ¿Por qué no le pidió que lo considerara? En principio, porque el protocolo, que, dicho sea de paso, es un poco de chicle, no contempla entrar en casos en los que está claro que el árbitro ha visto la jugada (hizo gesticulación de codazo). Pero más allá de eso, que ya digo que es chicle, había otra realidad: en el VAR estaba Jaime Latre, recién llegado del destrozo del Martínez Valero, de tal dimensión que resultó descabellado que de inmediato le dieran un partido de este rango. Le imagino debajo de la mesa, sin ganas de decir ni buenas tardes. Mal día para un error gordo en el derbi, con tantas sospechas, antiguas y modernas, flotando en la atmósfera arbitral.

El empate habla de mérito del Atleti por la media hora que jugó con diez, y el punto le debe resultar más útil que al Madrid para su marcha en LaLiga. Sus necesidades son distintas: para el Cholo es vital defender el cuarto puesto mientras que Ancelotti, se vio desde la alineación inicial, ya apenas cree en la posibilidad de ser campeón y reservó titulares para la semifinal del jueves ante el Barça. Anda corto de efectivos, entre los cuatro que no cuentan y los que caen por lesiones, así que ayer escatimó pensando en la Copa y, a más largo plazo, en la Champions. Al menos en la escasez va encontrando un nuevo jugador, Álvaro Rodríguez, que ha caído de pie.