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El Bernabéu carga contra el árbitro

El madridista radical culpará al árbitro del empate de los suyos ante el Girona, pero no haría bien. El Madrid no ganó porque jugó ante un buen Girona un partido extremadamente cómodo en la primera parte y soso en la segunda, en la que Vinicius levantó bandera de rebeldía que no todos siguieron. Se siente la proximidad del Mundial, es un hecho. Benzema fue rebajado del partido por una leve fatiga muscular, pero varios de los que salieron se cuidaron igualmente como si pudieran temer un contratiempo con el Mundial tan cerca. Alguno, y pienso en Valverde, ni debió salir: aún no había digerido el bocadillo del Papu.

Claro que se produjeron dos jugadas de valor gol muy al límite y que en las dos le salió cruz al Madrid. En el penalti hay rebote en el pecho antes de ir a la mano, que está levantada, y el nuevo testamento, en sus idas y venidas, lo prescribe a día de hoy como penalti. En el gol anulado Rodrygo patea cuando Gazzaniga tiene el balón, aunque en el momento preciso en que lo rueda para recogerlo. Está bien anulado, pero son dos jugadas cogidas por los pelos más la expulsión de Kroos por doble tarjeta, esta poco discutible, pero todo suma. Como suma el aire poco convincente de Melero López con su arbitraje inseguro, a merced de la situación.

Acabado el partido, Melero hizo corrillo con Asensio, Carvajal, Courtois y Míchel. Tengo la impresión de que ahí supo Asensio que aunque la mano venga de rebote ahora es mano, y pongo énfasis en el ahora porque hasta hace poco no lo era. Para más liarlo, Míchel dijo luego que el gol de Rodrygo valía… porque ese mismo gol se lo anularon la semana pasada al Girona y ese día lo reivindicó como bueno. Me quedo con la conversación al final del partido entre Carlos Martínez y Fernando Morientes, que desarrollaron la cuestión tal como es: se le están dando tantas vueltas al Reglamento que ya es muy fácil que cualquier afición se sienta agredida.