El Barça ya juega como quería Xavi
Disparado en LaLiga, líder con más goles a favor y menos en contra que nadie, con ocho puntos sobre el Madrid, el Barça ya no sólo conquista, también enamora. Ante el Sevilla sí jugó como anunció Xavi a su llegada cuando dijo que no bastaba con ganar, que había que ofrecer algo más. Esta vez sí se vio, y no sólo un rato, que ya había ocurrido, o incluso un tiempo, sino todo el partido: presión adelantada, posesión con soltura, combinaciones precisas, defensa firme, goles bellos. Eso con la lesión de salida de Sergio Busquets, el jugador-panóptico al que todos buscan como referencia, y sin ningún gol de Lewandowski, el salvador de otras veces.
El fútbol no se explica por los dibujos, pero Xavi ha acertado al cambiar el 4-3-3 por un 4-4-2 que le permite manejar mejor el juego en la zona donde todo se cuece, y eso sin perder la llegada por la banda izquierda porque, sea Balde o Jordi Alba quien ocupe el puesto, el lateral izquierdo frecuenta las apariciones en posición de extremo. Y si no, Gavi, ese jugador que se multiplica. De hecho, dos de los goles ante el Sevilla los marcó el extremo izquierda que no existe, en un caso Jordi Alba y en el otro Gavi. Con un dibujo asimétrico el Barça profundiza por ese lado, sea para el gol o para el pase letal, con velocidad, genio y el valor añadido de la sorpresa.
Pero el fútbol no es tanto el dibujo como los futbolistas y da la impresión de que en este Barça la mayoría de ellos están en su mejor versión, o próxima a ella. Esa debe ser la principal preocupación de un entrenador y eso parece haber conseguido Xavi, encajando a unos con otros y convenciéndoles de un proyecto común. Son pocos los que se han ido quedando atrás (Eric Garcia, Ferran, quizá pistas falsas desde el primer día…), Ansu Fati está todavía regresando desde demasiado lejos, pero hay un grupo largo, bastantes más de once, que están pletóricos. ¿Quién imaginaba a Kessié dando un pase de Iniesta? Todo indica que Xavi está al final de su búsqueda.