El Barça y el punto de giro
Como en los guiones de cine, en el fútbol siempre hay un punto de giro en el argumento. En las películas todo parece dispuesto para que el desenlace siga la pauta marcada por la trama y el nudo, y resulta que de un brinco cae el malo y el bueno se lleva a la chica. Tan es así, que muchas tienen varios finales rodados y solo en el último momento el director decide qué remate darle al montaje. Dicen que en Casablanca incluso se filmó la salida del aeropuerto de Humphrey Bogart con Ingrid Bergman mientras Víctor Laszlo se quedaba con un palmo de narices y el mayor Strasser se desangraba en el suelo. Por fortuna, Michael Curtiz acertó con el final bueno.
El Barça también tuvo su punto de giro esta temporada. Con el 0-4 del Santiago Bernabéu y a casi 10 puntos de sus perseguidores, algunos ya veíamos a Laporta pedirse unas botellas de cava en el reservado del Luz de Gas. Y de repente, el equipo que había arrasado en LaLiga empieza a entrar en un bucle de derrotas sin fin y sin sentido que lo han dejado tocado y casi hundido. Entonces, cuando el caso Olmo parece que ya lo va a rematar definitivamente en el suelo, llega un nuevo giro del argumento: el Consejo Superior de Deportes lo reanima y vuelve a pasar por encima de un Madrid que parecía imbatible. Ahora llega el Betis en la Copa. No me pidan que les adelante el final.
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