El Barça también vuelve siempre
Esto es lo que quería el Barça. Ganar la Liga por derecho y a lo grande. Al día del alirón nadie podrá ponerle el pero del 0-1 o el 1-0; ni de que los muebles los salvó Ter Stegen o de que el equipo no estuvo a la altura en el cómo. Cuando ha tenido a su equipo titular sano, el Barça, aunque no ha progresado tanto futbolísticamente como se esperaba con Xavi, ha sido casi siempre un equipo fiable y, por momentos, demoledor. Es evidente que el vestuario quería liquidar el asunto este domingo en el RCDE Stadium porque, se quiera o no, eso le daba pedigrí al alirón. Y al descanso, el Barça casi era campeón. Con 0-3, y admitiendo que Ter Stegen había encajado once goles en 33 partidos, cualquier otra cosa hubiese parecido un milagro.
El día del alirón también sacó la cara del mejor Lewandowski, ese que aparece medio segundo antes que los defensas para rematar con lo que sea y hacer un gol. Y, sobre todo, confirmó y coronó la explosión de Alejandro Balde, lateral exuberante que asfaltó Cornellà por su banda. Dijo Mateu Alemany antes del partido que tenía algunos deberes que hacer antes del verano. Entre ellos está sentarse con Mendes y atar a este avión de origen guineano y dominicano.
El Barça decidió no hacer sangre después del 0-4 de Koundé y Xavi repartió caramelos para el veterano Alba y el joven Ansu. Quería que fuesen campeones en el campo por si la próxima temporada ya no están en la que es su casa desde críos. Y así se avanzó hasta el final y el Barça ganó su Liga número 27. La levantará Busquets, con el que hay que ponerse en pie porque ha pasado estos años de barbecho con toda la dignidad y el silencio posible en un club insoportablemente ruidoso. Ha sido un jugador monstruoso. Lo echará de menos Xavi, que gana su primer gran título como entrenador. Su próximo reto es la excelencia. De momento, hay que aplaudirle cómo ha llenado de hambre el vestuario para volver a ganar la Liga. De Europa ya se hablará, Ceferin mediante. Pero el Barça también vuelve siempre.