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El Barça le ganó 0-4 y 1-12 al Madrid

La raya. A bote pronto, el Barça le ha metido ocho goles al Bayern y al Madrid en cuatro días. En el Bernabéu ganó 0-4, un resultado que no le es extraño porque lo ha firmado tres veces en la última década, pero que, como cada uno, tiene su propio significado especial. A este, con cinco canteranos en el once, habría que acompañarle con otro marcador: 1-12, balance de los fueras de juego provocados por los dos equipos. Nada como ese registro explica lo que pasó en Chamartín. El Barça convirtió la primera parte en un micro-infarto continuo para su gente, porque vivió al borde del abismo. Pero la fe mueve montañas; y Flick ha convencido a sus jugadores de que es posible ganar partidos dejando 50 metros de campo abiertos, aunque los rivales se llamen Mbappé, Kane o Vinicius. En un ejercicio casi fanático, Cubarsí e Iñigo no se movieron de la raya. En 14 partidos, el Barça ha dejado 93 veces en fuera de juego a sus rivales esta temporada.

Cambio clave. Al descanso, Flick ya sabía que tenía a sus jugadores en el bolsillo porque habían mantenido su línea firme. Pero había detectado otro problema. Con los centrales tapados, Casadó y Pedri no eran suficientes en la salida del balón. Por eso metió a De Jong, jugador discutido en los últimos tiempos en Barcelona, pero con un buen sentido táctico del juego. Al Barça se le abrió el cielo con la entrada del holandés. Casadó, liberado, asistió en el 0-1 a Lewandowski, viejoven que recuerda al de sus días grandes en el Bayern. Lo que vino después fue un festival. Lamine, que con 17 años juega partidos grandes con las pulsaciones en reposo que tenía Indurain, firmó el 0-3 con su pierna mala, como solía hacer Messi algunas noches grandes en el Bernabéu. La noche desnudó al Madrid y abrigó al Barça. Un proyecto ganador, vigente campeón de Liga y Champions, plagado de estrellas millonarias, destruido por un equipo sorprendente por el que nadie daba un duro en verano y en el que, evidentemente, hay jugadores de nivel mundial, pero que está basando la reconstrucción en los chicos de la casa. Desde el más glamuroso, Lamine, al más insospechado, el abnegado Casadó. Sobre La Masia construyó el Barça el mejor equipo de su historia. Pero también haría bien en no dar el tercer paso antes que el segundo. La última vez que ganó 0-4 en el Bernabéu, el Madrid también ganó Liga y Champions. Anoche, sin embargo, pareció un equipo creíble que llega para quedarse. Como en el fuera de juego, eso exigirá no mover ni un milímetro la raya de la humildad.

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