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El Barça está en armas por el caso Gavi

El Barça está en armas por el caso Gavi, y se entiende. Resulta que de Chipre a Valladolid sólo repitieron dos, que Gavi fue uno de ellos y que justo a él le cayó la lesión. Los duendes del fútbol son perversos. Si hubieran repetido nueve, pongamos por caso, lo normal si estuviéramos formando equipo y no repartiendo sonrisas entre todos los convocados-excursionistas, Gavi sólo hubiera sido uno de los nueve. Pero era uno de los dos (el otro fue Le Normand), distinción que el Barça no agradece, sino lo contrario: recuerda que le pidió al seleccionador que no le apretara. Y todo el mundo está convencido de que al primer aviso debió ser sustituido.

Mala suerte, diría que la peor suerte, tanto para el chico como para el sistema. Esto le ocurre justamente al Barça, aún pendiente de reencontrar al Pedri de los primeros felices meses, que no ha vuelto a ser el mismo tras la sobreexplotación del verano de 2021, cuando le tocó empalmar Eurocopa con JJ OO. Y el Barça es el club bandera de Cataluña, donde a una parte significativa de la población no le convence la idea de España y sueña con selección propia. Tras lo de Gavi preguntan que por qué él en los dos partidos y Carvajal y Morata sólo en uno, y no hay respuesta. A la tristeza que sentimos todos por el chaval se suma ahora la discordia.

Lo de Gavi ha sido el peor trueno en la tormenta de lesiones de esta ventana FIFA de mal recuerdo. Yo no culparía al fútbol de selecciones, necesario, sino al exceso de partidos y a las pretemporadas agobiantes, que sustituyen el trabajo calmado de otrora por partidos a cara de perro con el prestigio en juego, Clásico en las Américas incluido. Eso es responsabilidad de los clubes, pero lo hacen para pagar a unos jugadores sobre los que las selecciones tienen derecho de pernada que les permite tomar los que quieren y cuando quieren sin más compensación que un seguro en caso de lesión grave. Hace tiempo que el calendario exige un acuerdo sensato.